Morrió* la monja que robaba bebés. Y lo jezo sin dicir en qué familia los acaldó. Cona sú muerte, las madres biológicas han pirdíu la última esperanza d´alcontrar a los sús hijos.
Veendo la noticia ena tele, la mí madre dijo: "ésto se sabía de siempre. Las monjas decidían quién merecía ser madre y quién no. Si eras madre soltera y pobre, lo llevabas crudo".
Y qué mejor selección natural, pa esta monja, que la muerte.
*En cántabru diferenciamos ente "murir", que es lo que jacin las personas, y "morrer", los animales.
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