Sobre todo en verano, cuando pedrea, el agua del río salpica hacia arriba un tanto así (la altura de una lata de melocotón en almíbar), y los peces aprovechan para moverse, para nadar, en esa franja que es mitad agua y mitad aire. Me corrijo, entonces: mi tío Nel, bastiano, sí pudo ver peces nadando por encima del río.
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