Rake volvió de Estocolmo sorprendida por la seriedad con la que los diseñadores locales más punteros, muy cotizados en el mundo entero, estudian la tradición propia para reelaborarla y generar productos de alto valor añadido. No hace falta ir muy lejos: en la tienda de merchandising del museo Guggenheim de Bilbao se pueden comprar, y no baratos, algunos ejemplos.
Aquí ya apunté una oportunidad perdida, o por aprovechar, según. Este fin de semana me topé en Carmona con otra: la tajadera. Consiste en un cuenco de madera, de paredes no muy altas, un cuenco con mucha base, amplio, con un mazacote elevado, no a mucha mayor altura que las paredes, en el centro, también redondo, concéntrico, donde se trocea la comida, que no molesta, porque cae del mazacote al espacio que lo circunda, sin salirse del cuenco.
No puedo poner una imagen porque solo conozco un ejemplar, no he visto otro, y al que conozco no lo fotografié. Quien quiera profundizar, que empiece preguntando a los vecinos, que es por donde se empieza, por el principio.
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