martes, 4 de junio de 2013

Tendales

Hasta hace poco creía tener claro que en La Montaña los balcones eran solanas. En los libros así aparece recogido. Tiempo después supe que en el Nansa a los balcones se les llama no solanas sino correores. Pero hace poco empecé a sospechar que en el Nansa los correores son una cosa (lo que al principio yo pensaba que eran las solanas) y las solanas otra distinta (aunque todavía no sé muy bien el qué). Tanto vaivén me ha hecho dudar de todo. Sea como fuere, correor en el Saja a día de hoy es seguro que no se estila. En el Saja solo solana. Me queda la duda de si solana tiene en el Nansa un significado diferente al de correor (que en el Nansa se emplea con el mismo significado que solana en el Saja). Emplearé en esta entrada solana como sinónimo de balcón en sentido amplio.


 
En relación con esta solana de Barcenillas, en Cabuérniga, cabe apuntar tres notas:

La primera, que los tornos de la izquierda, más gordos, son más antiguos que los de la derecha, más finos. La evolución de los tornos fue esta que vemos: de más gordos a más finos. Luego ya vinieron los industriales y perdimos el hilo.

 
La segunda, que se podía cerrar una esquina del correor con tablas, no con tornos, para utilizar el rincón resultante como pequeño trastero. Esto que escribo ahora contradice lo que puse aquí. No hagáis caso de lo que puse en la entrada que enlazo. En ella di a entender que los tornos son occidentales (montañeses) y las tablas orientales (pasiegas), pero luego me di cuenta, gracias a ejemplos como el que ahora estoy intentando explicar, que no es así. Las tablas también pueden aparecer en solanas occidentales. Como decía, su lógica, la de las tablas que delimitan esta especie de trasteros en la solana, era evitar que cayera lo que había dentro y que los vecinos cotillearan (el balcón es como un expositor de la casa; hay que tener cuidado con lo que se pone dentro, y si lo que hay dentro es mejor que no se vea: ¡tápalo!). Se podía poner también una tela o incluso sacos. Otra posible explicación más prosaica es que se rompieran los tornos, que no hubiera un tornero cerca y que corrieran los tornos sanos hasta dejar el hueco en una esquina, que se tapaba con tablas (no van a poner tablas sueltas por medio de la solana, cubriendo los huecos dejados por los tornos rotos; quedaría muy feo).

No lo sé con certeza, pero puede que estos rincones cubiertos expliquen el porqué de tanto baño en el correor. Lo intento explicar a continuación. Antes no se hacían las necesidades dentro de casa. El pericu servía para el pis de la noche. Lo normal era hacerlo todo en la huerta de casa o en cualquier calleju. Nunca dentro de casa ni en la cuadra (era una cochinada). Hasta aquí, bien. Continuamos. En esta especie de trastero de la solana solía estar lo necesario para el afeitado y la higiene más básica (de hecho era habitual ver pequeños espejos, tan pequeños como cajetillas de tabaco, colgando de los postes de la solana). ¿Por qué en la solana? Por la luz. Dentro de la casa no había luz eléctrica y la que entraba por los cuarterones tampoco se puede decir que fuera abundante. Hace falta luz para afeitarse. ¿Y por qué en esta especie de trastero? Porque la palangana, la navaja y otros enseres para el aseo personal y la limpieza de la casa tampoco son como para ponerlos a la vista de todos los vecinos, por eso se ponían tras estas tablas de la solana. En conclusión, las casas tenían un espacio "marginal" en la solana (un espacio tipo trastero) donde ya se resolvía la higiene básica. Cuando llegan los retretes no hace falta discutir mucho para decidir dónde ubicarlos: en el extremo de la solana, donde antes se encontraba este pequeño trastero delimitado por tablas. Además, la solana no sé si se puede considerar exterior, pero seguro que no es un espacio interior (en definitiva, la solana es un espacio liminal, ni dentro ni fuera, en medio). El retrete quedaba, así, en un cómodo "afuera".

La tercera, lo bien tendida que está la ropa. Hay un orden tradicional, que a mí, sinceramente, se me escapa. Los tendales (decir tendederu es como pedir un butillín de cerveza en lugar de un cuartu) eran muy importantes porque dejaban a la vista la habilidad de quien lavaba (a mano). Podemos inferir que están en la fachada de la casa porque es el lugar más soleado, sí, pero también porque es el lugar que queda más a la vista de los vecinos. Los tendales suelen estar muy trabajados, adoptando sobre todo formas de ave.

A los tendales se les concede en La Montaña mucha importancia. Son una carta de presentación, como lo puedan ser las portaladas, las portaliegas o incluso las fachadas de las casas (quizá las solanas tengan, después de todo, más de ornamento que de sentido práctico lato). No obstante, siempre habrá quien prefiera tender en los bardales.
 

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