- Oye, pues es cierto, no está nada mal el disco que enlazas un par de entradas más atrás.
- ¿Cuál de ellos, el de Morente?
- No, el de Radiohead...
- Sí, ¿verdad?
- Además, Omega no es de Morente, sino de Lagartija Nick, no te confundas. Morente era el invitado. Este disco les abrió la puerta al mundo del flamenco.
- ¿A Lagartija Nick?
- Sí, de la mano de Morente. Lo hizo a posta. Una pérdida, la de Morente. Llegó a colaborar hasta con Sonic Youth. Por ahí anda el vídeo. Por la puerta entreabierta que dejó Omega se colaron Los Planetas. Fíjate en sus últimos discos. Se nota. Cantan flamenco, a su estilo (mascullando las palabras, como mirando para otro lado), pero lo cantan.
- Precisamente es por cantarlo a su estilo que podemos hablar de flamenco, ¿no crees?
- Sí, aunque los puristas se echen las manos a la cabeza.
- Tranquilo, no hay puristas del flamenco a la vista. Además, un purista debería entender lo que decimos: no hay nada cierto si no sale de dentro. A Jota de Los Planetas no se le puede pedir que cante como La Niña de los Peines. Jota acomoda el flamenco a su cabeza y lo suelta, lo hace suyo y lo lanza al aire. Flamenco en estado puro.
- Los puristas se agarran a un canon como a un clavo ardiendo y todo lo que no responda a los parámetros de ese canon, no vale.
- Pues peor para ellos. La única electricidad que les recorre la cabeza es la estática. Tienen las neuronas de punta. De todas formas, insisto que un purista de verdad (no un conservador con un bote de formol en la mano) tiene que entender lo que decimos. Todo es transmisión. Y en toda transmisión el cambio es inevitable. Si no, no hay transmisión, sino acatamiento, y no creo que nadie asuma nada como una obligación porque quiera, salvo que esté desequilibrado o porque le hayan echo ver que acatar es la única forma viable de vivir, que también puede ser, el tener cojida la medida a los aros de tanto pasar por ellos, y cada vez más.
- No te falta razón.
- Las lenguas son el mejor ejemplo de la inevitabilidad del cambio: en el montañés está impresa la huella dactilar de miles de hablantes que antes lo fueron del latín. Las lenguas son como barro fresco.
- El mismo cambio producido del latín al montañés (me cuesta creer que nuestras terminaciones en /-u/, por ejemplo, procedan del castellano, cuando nuestras terminaciones están más cerca del latín que las terminaciones en /-o/ del castellano) es el que se espera del montañés al cántabro.
- Si es que el cántabro toma como punto de partida el montañés, y no el pasiegu o el tresmeranu.
- Bueno, tampoco veo que tengamos que seguir el modelo de otras lenguas. ¿Por qué escoger un patrón de referencia? ¿Por qué no un desarrollo policéntrico? Me da a mí que la solución unitaria (el quedarnos todos ciegos mirando al sol, por cercano, cuando hay miles de estrellas a nuestra disposición) es muy francesa... muy francesa del s. XVIII. El siguiente paso es montar una academia que vele por el respeto a la norma, verás. En cuanto nos descuidemos.
- Lo mejor que le ha pasado a Europa le ha pasado en el s. XVIII. De hecho, seguimos creyéndonos europeos por lo que pasó entonces, no porque lo seamos (nada es lo que no se quiere que sea, de forma consciente o inconsciente, aunque toda forma inconsciente de identidad para unos es por efecto de decisiones tomadas de forma consciente por otros, generalmente otros a los que interesa que los que se lo creen de forma inconsciente se lo crean). Si se hubiera roto la cadena ya nos creeríamos otra cosa distinta, e incluso peor.
- ¿Peor?
- Bueno, sí. Los impresentables de dentro nos hacen ver que todos los males vienen de fuera, pero realmente si alguien nos pone las pilas, y necesitamos ponérnoslas, va a ser alguien de fuera. Yo ya no espero nada de los de casa. Los hombres de negro, nos dicen. Joder, los hombres de negro que nos van a ayudar a meter en la cárcel a los hijos de puta que tenemos gobernándonos, que terminen la frase. Bienvenidos sean los hombres de negro y los de amarillo también, si son amigos de los de negro.
- ¿Negro y amarillo casan bien?
- No, negro y rojo, de siempre.
- Por cierto, mala salida va a tener el montañés si los pocos que nos creemos con fuerzas para utilizarlo, como tú y yo, no lo hacemos. Mala si lo utilizamos solo para cuando nos miramos al espejo. Por lo de la transmisión de antes, digo.
- Pero no seas hipócrita, si te estás escribiendo a ti mismo. Yo no soy otro. Soy tú mismo, tu espejo. Y tampoco estás utilizando el montañés.
- Pues peor me lo pones.
- Bueno, a lo que iba. Que si el disco de Radiohead que enlazamos un par de entradas más atrás era bueno, el que ponemos ahora no lo es menos. Las dos canciones que están a partir del minuto 18 son espectaculares. Da gusto ver a un grupo de personas bien engranadas. Ojalá nosotros lo estuviéramos. Maravilloso.
- ¿Cuál, el que nos entendiéramos?
- No, el disco.
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