En mi época de estudiante repasaba dibujando en un papel un esquema sin palabras, un esquema compuesto por rayas, círculos, cajetines, flechas, puntos, etc. Cuando estaba bien metido en faena, me imaginaba la información en bloques que se iban moviendo, enlazándose unos con otros, desprendiéndose, transformándose en otros bloques, mientras dibujaba mis esquemas.
Gracias a este artículo puedo intuir que lo que estaba haciendo era activar regiones del cerebro asociadas a la sintaxis, pero no al lenguaje, ya que la sintaxis no está necesariamente ligada al lenguaje.
Se me ocurre que el hombre prehistórico, que no conocía el lenguaje escrito, podría estar haciendo uso de estas regiones cuando dibujaba en las paredes de las cuevas esos esquemas que hoy nos resultan inextricables (polígonos con rayas dentro, sucesiones de ondas, etc.), esquemas muy parecidos a los míos (los repertorios de iconos disponibles, lógicamente, son distintos). Lo que se representa es sintaxis, pero sin lenguaje, de ahí nuestro desconcierto.
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