martes, 9 de diciembre de 2014

La lengua, espejo del alma

En montañés la lluvia es agua / augua y el viento aire / airi. Lluvia no se emplea y vientu es el vacío que tiene algo dentro, vacío que puede desaparecer bien porque se ocupe o bien porque desaparezca lo que contiene el vacío y por consiguiente también el vacío, como el vientu de un vasu vinu, por ejemplo, o el vientu de un quesu, que si se come desaparece.

Parece como si el castellano hubiera optado por procesar el agua, convirtiéndola en lluvia, y el aire, convirtiéndolo en viento, y el montañés no. En montañés hemos preferido quedarnos con el agua y el aire, es decir, con el componente primario de la lluvia y del viento.

Si utilizamos como referencia los binomios ver (acto fisiológico) / mirar (acto cultural) y oír (fisiológico) / escuchar (cultural), es como si el castellano se hubiera quedado con la parte cultural, lluvia y viento, y el montañés con la natural, agua y aire.

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