Me voy dando cuenta que todo se resume al modo como ordenamos nuestras contradicciones o cómo nos enfrentamos a ellas, que no sé si es lo mismo, el no querer mojarse pero saber que si no lo haces nada cambia al menos no a tu gusto o conveniencia, que tampoco sé si es lo mismo, el no querer saber nada de un medio pero tener claro que si no publicas en él no llegas a nadie, etc.
De forma innata buscas el punto intermedio, el equilibrio.
Tengo un amigo, mayor y más sabio que yo, no necesariamente por ser mayor, que discrepa: no cree que sea deseable alcanzar el punto equidistante entre las distintas tensiones que nos hacen.
Quizá sus maneras innatas sean distintas a las mías o quizá iguales, pero lo que pasa es que él las ha sometido a revisión, las ha culturizado, y ha llegado a una conclusión que yo, satisfecho con lo que sale de mí ("tú no te preocupes, que siempre que salga de dentro va a ser bueno" me decía mi madre; y se me quedó), que yo, decía, acomodaticio, no hubiera sospechado.
La solución a nuestras contradicciones no tiene por qué estar necesariamente a medio camino.
Desnivelar la balanza es una opción.
Hacia dónde, qué plato preferimos, también.
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