Sabido es que los Patronos de Santander, Emeterio y Celedonio, arribaron a La Horadada a bordo de una barca de piedra, playa que toma su nombre de la peña que se abrió a su paso. En origen es probable que playa y peña se conocieran como *La Jorá, como apunto aquí.
La leyenda está recogida, entre otras fuentes, en un manuscrito que se dice escrito en leonés porque el escriba debía serlo: leonés, que no cántabro. Será porque en Santander nunca se habló otra cosa que castellano puro. Como hoy. Solo hace falta darse un paseo por el pesquero o por Tetuán para comprobarlo.
La tradición de santos que navegan en barcas de piedra es compartida por pueblos de toda la Fachada Atlántica. El propio Santiago Apóstol se dice llegó a la península en una de estas barcas. En Galicia tienen identificadas varias. Pongo a continuación foto de barca de piedra varada en la costa gallega capturada de la cuenta de twitter del escritor Manuel Rivas:
Hace ahora dos años caí en la cuenta de que esta barca de piedra bien podría tener su origen en una barca con el ancla de piedra. Escribí entonces lo siguiente: "En Galicia se conserva un tipo de barca que pasa por ser la más antigua de toda la costa norte: a gamela. Se trata de una embarcación de pequeño tamaño. La más característica al parecer es la de A Guarda (Pontevedra), de proa a popa cadrada e fondo chato, polo que leva un gran temón de case 2 m de alto que facilita o seu goberno. Mide de 3 a 4 m de eslora, sobre 1,50 de manga e 0,70 de puntal. Nun primeiro momento era impulsada a remo. Posteriormente empregouse a vela e hoxe en día móvese con motor fóra borda. En este tipo de barca se emplea ancla de piedra."
Fotos:
En San Andrés de Teixido, donde dicen que tomó tierra la barca del Apóstol, una de las figuras que hacen de pan es, precisamente, la barca:
La barca de piedra de los santos Emeterio y Celedonio se supone que estaba en una cueva que había en el Cierru de Somurrostru, donde se construyó la primitiva iglesia, la que está debajo de la actual catedral. Cuenta Pereda que cuando crío se asomaba a la cueva y oía los quejidos de los santos. Desapareció con el incendio.
Pero recientemente, de viaje por Castilla, entramos en un claustro, creo que era en Frías, y vimos lo siguiente:
Se trata de un sarcófago medieval geminado.
Y por qué no una barca de piedra así, la de los santos santanderinos. No es difícil imaginar restos de una necrópolis en los cimientos de la iglesia, asomando tras un desprendimiento, en los socobios abiertos por las mareas, restos reutilizados, reinterpretados. Nos encontraríamos, pues, ante una tercera opción: roca, barca con ancla de piedra y, ahora, sarcófago.
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