viernes, 11 de agosto de 2017

Sobre la gata negra de Carasa

Estuvimos en la gata negra de Carasa de 2015. Fotos aquí.

La gata va en todo momento en trasportín. Sí es cierto que va en trasportín no para disfrute propio sino de los vecinos. Pero como cuando nos vamos de vacaciones y nos llevamos a la gata con nosotros, también en trasportín.

No es menos cierto que la gata bien podría soltarse a nivel de suelo y no lanzarse desde el escenario, que, por otra parte, está de más. Decía el bueno de Antonio Montesino que en cuanto se levanta un escenario la fiesta deja de ser popular. Ahora que con la polémica seguro que no hay político que aparezca por Carasa, ni falta que hace, que aprovechen para quitar el escenario y no lanzarla, sino soltarla.

Por supuesto, una vez en el suelo a la gata no la toca nadie: ni la pegan ni la persiguen. Quien diga lo contrario, miente.

Estoy de acuerdo en que no se pueden utilizar animales para pasarlo bien (no digo maltratarlos, digo utilizarlos, en general, porque, tengo para mí, que no dejar que un perro madure, por ejemplo, todo el día lamiéndote las manos o haciendo monerías, aunque al dueño le de gustito y le parezca hermoso, no creo que sea tratarlo bien, precisamente). Pero hay que ponderar.

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