domingo, 12 de agosto de 2018

"La vida difícil" de Carranque de Ríos, Dioniso, Santander y nuestra tradición

"- ¿No te gusta el teatro?

- No. El teatro español está completamente envilecido. (...) Esta gente no hace más que manosear los mismos asuntos con las mismas frases. Si acaso, varían los nombres de los personajes. Escucharás siempre en el primer acto lo que relatan unos criados acerca de sus señores. Te enterarán de que el señorito es un calavera que llega tarde al lecho conyugal. Otro detalle que agrava la cosa es que la mujer recibe un anónimo descubriéndole que su marido está en relaciones con una pantalonera castiza y madrileña. En el segundo acto, la esposa pide consejo a un sacerdote, después a una amiga, y ésta le aconseja que se entreviste con una adivinadora...

Dioniso estaba parado a dos pasos, metidas las manos en los bolsillos de su chaqueta.

- Puedes reírte lo que gustes - y Dioniso reanudó la marcha -. Pero lo que te he contado es la pura verdad. El teatro español tiene una psicología representativa de todo lo mediocre que anida en este país.

En el teatro español contemporáneo se elogia el mantón verbenero, el julepe, los toros y la mujer española. Se estrenan obras en las que aparecen Manolillo y Rocío hablando a través de una reja. En la ventana hay unos tiestos con flores, lo que es utilizado por el autor para que Manolillo hable en verso acerca de las flores que semejan la bandera española.

- Entonces, ¿cómo harías tú una obra teatral?

- Sencillamente, copiando de la realidad. ¿Tú has estado en Andalucía?

- Sí.

- ¿Y tú has visto que un hombre diga a su novia esas tonterías de que las flores amarillas y los claveles rojos parecen la bandera española? Yo pienso escribir una cosa en un acto - soltó Dioniso de repente -. "Él" es un vagabundo que se ha construido una choza en las afueras de la ciudad capitalista. Una noche llena de estrellas, en que cantan los grillos en la oscuridad, "él" regresa a su albergue llevando a la espalda un cesto con comida. Creo que este personaje se llamará Spartaco: ¿te parece bien el nombre?

- Sí; está bien ese nombre - y Julio temió que aquello ya hubiera terminado.

- En esa hermosa noche de verano Spartaco camina pensativo, cuando de pronto oye unos aullidos que más bien parecen gritos humanos. Spartaco busca a la luz de la luna y encuentra un perro. El animal continúa quejándose, y haciendo un esfuerzo, se levanta y lame una mano a Spartaco. El vagabundo carga con el animal, y una vez en la choza lava la herida que tiene el perro y lo venda con un trozo de su única camisa. Después salen de la choza y se reparten la comida. Encima de ellos las estrellas siguen luciendo su luz de plata. Spartaco mira el fulgor que flota sobre la ciudad capitalista y queda pensativo. Se da cuenta que el perro le está besando las manos. Spartaco acaricia al animal y explica a su nuevo compañero la causa de que ellos sean como dos despojos de aquella ciudad que brilla a unos kilómetros de la choza."

De La vida difícil (1935) de Carranque de Ríos, capítulo cuatro.

Dioniso es anarquista vegetariano y de Santander. Es uno más de los personajes politizados y santanderinos que aparecen en esta fantástica novela del escritor de avanzada (la versión dura de la Generación del 27) Carranque de Ríos: el comunista Pedrote, Martina, viuda de anarquista asesinado por los pistoleros de Anido en Barcelona, etc. Me avergüenzo de no haber sabido antes que el cuarto y último capítulo de esta novela está localizado en un Santander (Rúa Menor, Cuesta del Hospital, etc.) con las calles empapeladas con propaganda izquierdista, poemas impresos dedicados a "los mártires de Chicago" pegados en las paredes con miga de pan, etc., y más todavía de no haber leído la novela hasta ahora. Mi edición reproduce la primera y a pesar de haberla comprado de viejo es un poco cara, pero existe otra barata en Cátedra. Leedlo sin falta, por favor. Carranque de Ríos no es un mixtificador ni un impostor. De familia pobre, anarquista, autodidacta, encarcelado tres veces, etc. La visión que da del Santander de la época es asombrosa además de inédita (hace palidecer a las sotilezas peredianas).

Las identidades se eligen. Los que han acuñado la noción de identidad lábil o electiva son aquéllos a los que no interesan que sigan vivas, operativas las identidades que no han soltado el cabo, culturas a pulmón libre, como la nuestra. Pero de lo que no parecen haberse dado cuenta es de que toda identidad es electiva, quiere decirse, que toda identidad está sujeta a cambio, porque si no cambia, como todo en la naturaleza, muere. ¿Identidad electiva? Claro, ¿qué otra si no?

En la frase "nosotros elegimos" es tan importante "elegimos" como "nosotros".

La obra proyectada por Dioniso ya existe, es una novela y se titula King: una historia de la calle, de John Berger. Este autor británico también es cántabro.

4 comentarios:

  1. Me alegra la lectura de esta entrada. De Carranque de los Ríos se sabe poco y menos se sabría si no fuese por José Luis Fortea que lo rescató del olvido gracias a su tesis doctoral y su colaboración en la edición de su obra completa junto con el cineasta José Luis Borau, en su editorial Ediciones del Imán, que aún está a la venta por internet creo recordar.
    En la red hay material interesante sobre Carranque, recomiendo su entrada en la página filosofia.org y su entrada en la página de la BNE que recoje algunos artículos suyos y la novela Cinematógrafo.
    Y para no agobiar hay una novela, "La sombra del anarquista" de Asís Lazcano que es una biografía novelada de Carranque.
    Gracias por mantener este extraordinario blog.

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  2. Muchas gracias por la información y por los halagos (inmerecidos).

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  3. "Riesgos y manipulaciones en la recuperación de la obra de Andrés Carranque de Ríos" de Raquel Arias Careaga (UAM), libre en internet, indispensable.

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  4. En 1918 abandona su casa materna y se marcha a Bilbao, donde trabaja como barnizador. Después viene a Santander, donde trabaja como vendedor ambulante de navajas y tabaco, enrolándose más tarde en un barco, de donde es obligado a desembarcar en Ameres por el capitán.

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