Tengo un tío carpintero que sufrió un accidente grave en el taller y perdió la movilidad de un brazo y parte de la del otro. Aun así, siguió trabajando hasta su jubilación y tras ella no dejó de hacer cosas para casa incluso aperos para alguna ferretería de Unquera y alguna otra, hasta hace poco, que perdió las ganas. Sus muebles se los ha hecho él. Muchos de los de la familia también. Hace cinco o seis años regaló a mis padres un banco de madera de tejo roja con vetas negras, parece un incendio inmóvil. Suyas son también las camas de la casa del pueblo, un par de armarios, etc. Antes del accidente lo hacía él todo. Después, de las tallas de lo de casa se ocupaba mi tía.
He encontrado sin querer la siguiente postal cuyo texto está fechado en 1902:
Fijaos en quiénes están haciendo las tallas: las mujeres.
No sé si ésto era habitual o si están fingiendo para la foto. Yo me inclino por la primera opción.
Las mujeres no cogen la navaja como yo creía que se cogían.
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