jueves, 30 de septiembre de 2021

Hace unos años, dentro de unos días

Fue hace bastantes años que la conocimos. Vive en una de las últimas casas de Lamiña, pegando al monte. En el dintel de su casa había una cruz pintada que ya no se ve. Era la misma que la del mural del ábside de la ermita de San Frutosu, cuyas llaves guarda ella y que nos dejó.

En la casa que está un poco más abajo las anjanas robaban la borona por debajo de la puerta, noche tras noche. La puerta sigue rota. Hubo problemas porque la vecina engañó a una anjana y se quemó las manos. En venganza, las anjanas cambiaban sus bebés por los de las mujeres del pueblo en cuanto éstas se descuidaban. El mayor peligro lo corrían cuando iban a las tierras. Lo contaba todavía asustada. No sabemos cómo se solucionó el problema, si es que se solucionó.

Nos dijo que las anjanas vivían en unas cuevas de por ahí arriba, señalando a la cabecera del río que baja de Joces.

Hace unos días un vecino de Casar que vive en Lamiña nos dijo que entre Cropia, aquí, y La Ca San Diegu (sic), en el arranque de la cuesta que conduce a Las Cascadas de Lamiña, lugar penetrado por el turismo que en realidad se llama La Canal Úrsola, aquí, hay unas cuevas comidas por las zarzas de las que ya casi nadie se acuerda.

Seguro que son esas.

Subiremos.

Por fin sabremos si el problema está solucionado o no.

1 comentario:

  1. Quiero remarcar que la señora cree en las anjanas y en la historia que nos contó.

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