viernes, 11 de febrero de 2022

Estamos inscritos en un círculo de piedra que rueda

Esto es un cromlech o corona en cántabro. Está en Campoo. No voy a dar sus coordenadas primero por precaución y segundo porque para el caso no es necesario. De todas formas este cromlech sí está inventariado, no descubro nada nuevo ahora.





Nuestro modelo territorial se organiza en capas de cebolla: desde el núcleo de población, desde el llar, hasta el monte, asiento de brañas, seles, etc. Todo forma parte de todo. Modificar un elemento del sistema o introducir uno nuevo obliga a que todos se adapten, los distintos elementos lo mismo que la relación entre ellos. No es malo modificar el sistema. De hecho es necesario. Pero estaremos de cuerdo en que no es lo mismo modificar que destruir.

Nuestro modelo territorial está amenazado de muerte. Por la nueva ley del asfalto, por la implantación irracional de polígonos eólicos, pero sobre todo por no tener confianza en la capacidad de adaptación del sistema, del nuestro.

De nosotros.

Primero nos machacan y luego dicen que es que somos unos machacas.

Primero nos desposeen y luego dicen que si no tenemos nada es porque no lo hemos sabido conservar, que no lo merecemos y que por eso lo hemos perdido.

Que nuestra ganadería extensiva, por ejemplo, asentada en los comunales, no vale.

Que por eso está en vías de extinción.

Por nuestra culpa.

Hasta que nos olvidamos.

De lo que tuvimos, de lo que fuimos.

De nuestros comunales, por ejemplo, de nuestros concejos abiertos.

De que sí era posible pero no nos dejaron, ellos.

Nadie está en contra de la energía eólica. Se está en contra de la prolongación por parte de los mismos de siempre de la lógica que nos está llevando a la quiebra como especie. Nadie está en contra de la revitalización de nuestros pueblos pero no a costa de nuestros mismos pueblos. Hay que cambiar, pero para bien. Seguro que podemos inspirarnos en nuestra tradición.

Porque nuestra tradición ha sabido adaptarse durante milenios.

El cromlech o corona de la foto primero tuvo carácter funerario. Luego se vio cristianizado. Más tarde fue reutilizado por vaqueros. De hecho es probable que los cierros modernos se inspiren en este tipo de círculos de piedra prehistóricos. No nos asusta lo que sea en el futuro. No nos asusta que se añada una capa más. No nos asusta siempre que no desaparezca.

Los eólicos tal y como está previsto que se implanten en Cantabria ponen en peligro esta corona de Campoo porque ponen en peligro todo el sistema, ponen en peligro todo el sistema porque ponen en peligro esta corona de Campoo.

La ley del asfalto pone en peligro esta corona de Campoo porque pone en peligro todo el sistema, pone en peligro todo el sistema porque pone en peligro esta corona de Campoo.

No tenemos miedo al futuro. Tenemos miedo a que no nos dejen decidir qué vaya a ser y qué nosotros con él.

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