Ayer que alcanzamos los 35º en la capital cántabra vi los primeros vencejos. Fue subiendo la cuesta de los toros. Al llegar a casa retiré el geranio rojo de la ventana de la cocina, por si acaso el viento.
Hoy recibo un mensaje de mis padres desde el pueblo. También allí hay vencejos. Dice mi padre que es el verano, que lleva un adelanto de dos meses.
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