jueves, 13 de julio de 2023

La donación

Tras haber hecho la presentación de su último libro en Torrelavega y comer juntos, le llevamos en coche a la feria del libro de Santander, donde también iba a presentar Barrio Venecia. Por casualidad llevábamos en los asientos traseros la colección completa de las dos revistas de mi colegio y el único número que conservo de Factótum, el fanzine que hacía Alberto Santamaría en el instituto junto a otros, como Raúl Real, también él escritor ahora, casi treinta años después. Subido atrás y ya en marcha, le dije, mira Alberto, mira lo que hay en esa bolsa, ábrela. 

Alberto se acordaba de un relato de Jota sobre un pintor cuya especialidad era pintarlas calvas. Jota era muy bueno, quizá el mejor de todos. La última vez que coincidí con él ponía pladur.

Tengo pendiente donarlo todo a la biblioteca municipal de Santander, lo de Alberto del instituto y lo mío del colegio. Por eso están en el coche. Pablo Susinos está avisado y encantado.

Sugerí a Alberto que dedicara el ejemplar a la biblioteca municipal pero se negó porque lo iba a manchar, que mejor así. Supongo que también porque faltan los otros que lo hacían con él.

Le pregunto y Alberto tenía la colección completa pero cree recordar que se la dio a la Fundación Gerardo Diego.

Los números del fanzine que a mí me faltan los tiene un tal Boogest, el chico del quiosco de la telefónica de Cazoña. Se los dejé hace años, quizá décadas, y no me los ha devuelto a sabiendas. Tengo pendiente reclamárselos.

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