Estábamos con mi madre tomando un café en la terraza del Centro Botín cuando de pronto comienza a sonar música electrónica. En seguida la gente es mucha y se mueve en nuestra dirección tras un pequeño grupo de bailarines vestidos de blanco cuyos movimientos mi madre identifica como
espurriera. Las risas fueron inevitables:
El baile de la espurriera. Sale hoy en los medios.
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