El año 37, recién caída Cantabria bajo control de las tropas franquistas, Falange redactó un informe que llevó a imprenta relacionando las piezas artísticas "rescatadas" de manos de "los marxistas".
Pongo a continuación las de Carmona:
- Virgen barroca, estofada y policromada de la Ermita de Lindes, pueblo de Carmona, encontrada en la alcoba de la casa de María Díaz, quien la salvó del incendio.
- Cristo portátil, muy rudo, de la Iglesia del pueblo de San Pedro, Ayuntamiento de Carmona, encontrado en la alcoba de la casa de Fidel Toribio.
- Una estatua estofada y policromada, representando a San Pedro, encontrada debajo de la paja en el pajar de Jacinto González; se salvó del incendio de la Iglesia del pueblo de San Pedro, Ayuntamiento de Carmona.
- Figura de talla, estofada, representando una monja orante, muy ruda, y encontrada en el pajar de Modesta González en el pueblo de Carmona.
- Virgen para vestir, de talla finísima, encontrada en la alcoba de la casa de Fidel Toribio; salvada del incendio de la Iglesia del pueblo de Carmona.
- Virgen con el Niño, barroca, estofada y policromada, encontrada en casa de Modesta González y salvada del incendio de la Iglesia del pueblo de Carmona.
- Santo de talla muy mal pintado, encontrado en un pajar del pueblo de San Pedro.
- Una Santa Cecilia muy mal pintada, encontrada en un corral de una casa de San Pedro.
¿Estarán en Carmona, en el museo Regina Coeli de Santillana del Mar o estarán desaparecidas?
Pasó en muchos pueblos: la guerra mal, pero las autoridades franquistas, peor. Temo que muchas de las obras relacionadas en este documento estén desaparecidas, por ejemplo, se menciona una talla románica en Santo Toribio de Liébana que no me suena, las únicas de este periodo en madera creo que son las de Piasca.
jueves, 29 de septiembre de 2016
Monte Hijedo desamparado o el porqué de una Reserva de la Biosfera fracasada
El Monte Hijedo estuvo a punto de ser declarado Reserva de la Biosfera. Lo tenía todo. Pero el intento quedó en nada. Nadie sabe decir por qué. Pero cuando vas a Valderredible y ves que los municipios castellanos vecinos tienen las crestas de los montes a rebosar de aspas y ves las pistas completamente desproporcionadas que se están abriendo en el sur de Cantabria con dinero público, quieres entender el porqué.
miércoles, 28 de septiembre de 2016
Pecios y Gaudí
Estupenda entrada y estupendo blog, aquí.
Hace un par de semanas encontré a la venta un azulejo original con girasol del Capricho de Gaudí a la venta en Vibbo por 120 euros. Llamé al grupo de patrimonio histórico de la Guardia Civil para decírselo. Acabo de revisar si sigue a la venta y ya no, por lo que imagino que se hayan tomado medidas. Animo desde aquí a que cuando alguien vea a la venta algo que no cuadra, por ejemplo un libro valioso con matasellos de alguna biblioteca, documentos públicos (muchas de las autoridades del pasado consideraban que el archivo generado en el ejercicio de sus funciones era suyo, y no público, por lo que se conservan en sus casas, a merced de los herederos), elementos arquitectónicos tomados de edificios protegidos, etc., que se ponga en contacto con la Policía o Guardia Civil. Es lo más efectivo.
Hace un par de semanas encontré a la venta un azulejo original con girasol del Capricho de Gaudí a la venta en Vibbo por 120 euros. Llamé al grupo de patrimonio histórico de la Guardia Civil para decírselo. Acabo de revisar si sigue a la venta y ya no, por lo que imagino que se hayan tomado medidas. Animo desde aquí a que cuando alguien vea a la venta algo que no cuadra, por ejemplo un libro valioso con matasellos de alguna biblioteca, documentos públicos (muchas de las autoridades del pasado consideraban que el archivo generado en el ejercicio de sus funciones era suyo, y no público, por lo que se conservan en sus casas, a merced de los herederos), elementos arquitectónicos tomados de edificios protegidos, etc., que se ponga en contacto con la Policía o Guardia Civil. Es lo más efectivo.
martes, 27 de septiembre de 2016
Abedules y hortensias para señalar fuentes en el monte
Los abedules para señalar fuentes, blancos, en el monte, verde.
Hortensias señalando el emplazamiento de una fuente gallega camino de San Andrés de Teixido:
De las hortensias se dice en La Montaña que cambian de color según la tierra, lo cual no significa que adopten el color de la tierra, sino que cambian el suyo en función de la tierra donde crezcan, que es efectivamente su composición, pero también lo insolada que esté, el viento al que esté expuesta, las corrientes subterráneas que la recorren por dentro o lo que llueva, si acaso cuando decimos tierra no estamos diciendo esto mismo.
El otro día estuvimos en casa de Gustavo Cotera que nos dijo que las hortensias eran de indianos, que nunca en casas de paisanos, salvo recientemente.
Hortensias señalando el emplazamiento de una fuente gallega camino de San Andrés de Teixido:
De las hortensias se dice en La Montaña que cambian de color según la tierra, lo cual no significa que adopten el color de la tierra, sino que cambian el suyo en función de la tierra donde crezcan, que es efectivamente su composición, pero también lo insolada que esté, el viento al que esté expuesta, las corrientes subterráneas que la recorren por dentro o lo que llueva, si acaso cuando decimos tierra no estamos diciendo esto mismo.
El otro día estuvimos en casa de Gustavo Cotera que nos dijo que las hortensias eran de indianos, que nunca en casas de paisanos, salvo recientemente.
lunes, 26 de septiembre de 2016
Será colosal de Sarrionandia
Será colosal, primer novela de Joseba Sarrionandia en ser balcusá al castellanu, acá. Ciertu es, ero tistigu, iscribi cumu dicían: colosal.
viernes, 23 de septiembre de 2016
Haciendo visible lo invisible
Dicen que cuando un árbol no medra los de alrededor lo abrazan bajo tierra transmitiéndole nutrientes.
Esto se contradice con aquello de que los árboles crecen en competencia por el sol.
Mi madre siempre me dijo que cuanto más arriba llegues más podrás ayudar. Imagino que haya quien lo entienda como una especie de clasismo soterrado o parecido. Me da igual. Somos el modo como ordenamos nuestras contradicciones, inevitables.
Son ideas de un pueblo que siempre ha vivido en las alturas; el mío. No pretendo que las compartáis todos.
La foto está tomada en una plantación de eucaliptos (plantíu d´ocálitos) de Cabuérniga. Las cuerdas las ha puesto el propietario para intentar ayudar a un eucalipto que se está quedando atrás.
jueves, 22 de septiembre de 2016
El Escudu de Cabuérniga, etimología
Aquí me preguntaba por la lógica del topónimo El Escudu a cuenta de la etimología del topónimo Monte A, que se resiste.
Hace ya un tiempo yendo en coche por Meca (la recta del municipio de Ruente, valle de Cabuérniga) hice la siguiente foto:
Y el otro día la siguiente desde la cabecera del río Lamiña o Barcenillas:
En los dos casos se trata de la sierra cabuérniga.
Parece claro que el porqué del topónimo El Escudu es climatológico. Moviéndonos a mayor escala, esta sierra marca una línea clarísima entre La Montaña (al sur de la sierra) y La Marina (contra el mar).
Cuando la niebla está así, "que busca agua", según expresión antigua, en San Sebastián de Garabandal y Cosío se dice que ajoña. Es aplicable solo a la niebla. Ya di cuenta de este verbo aquí.
Hace ya un tiempo yendo en coche por Meca (la recta del municipio de Ruente, valle de Cabuérniga) hice la siguiente foto:
Y el otro día la siguiente desde la cabecera del río Lamiña o Barcenillas:
En los dos casos se trata de la sierra cabuérniga.
Parece claro que el porqué del topónimo El Escudu es climatológico. Moviéndonos a mayor escala, esta sierra marca una línea clarísima entre La Montaña (al sur de la sierra) y La Marina (contra el mar).
Cuando la niebla está así, "que busca agua", según expresión antigua, en San Sebastián de Garabandal y Cosío se dice que ajoña. Es aplicable solo a la niebla. Ya di cuenta de este verbo aquí.
miércoles, 21 de septiembre de 2016
Vaos, pontarrones y aguatejes en el río Lamiña
En el río Lamiña hay tres vados, que nosotros hayamos contado, construidos solidariamente con la naturaleza. Son resaltes que los vecinos levantan colocando ordenadamente piedras procedentes del propio lecho del río. Esta simbiosis me recuerda a la de los camberones, aquí.
El váu de las fotos se acompaña de un pontarrón que suele ser de madera, un tronco tumbado, pero que en esta ocasión es un poste de teléfono reutilizado:
La siguiente foto está tomada desde el pontarrón adoptando la dirección del curso del río, al que el váu corta (intercepta o cruza) perpendicularmente:
Un poco más arriba otro pontarrón, pero de los de siempre:
Como puede apreciarse, la pista con sus canalizaciones monstruosas pasa unos metros más arriba.
En la misma finca que antes, la del pontarrón de madera, varios aliviaderos abiertos en las paredes de piedra en seco o morios para que las crecidas del río o llenas no los tiren:
A estos aliviaderos se les conoce como aguatejes.
No sé cómo se llama ninguna de estas dos fincas, ni la del váu ni la de los aguatejes, y es una pena.
El váu de las fotos se acompaña de un pontarrón que suele ser de madera, un tronco tumbado, pero que en esta ocasión es un poste de teléfono reutilizado:
La siguiente foto está tomada desde el pontarrón adoptando la dirección del curso del río, al que el váu corta (intercepta o cruza) perpendicularmente:
Un poco más arriba otro pontarrón, pero de los de siempre:
Como puede apreciarse, la pista con sus canalizaciones monstruosas pasa unos metros más arriba.
En la misma finca que antes, la del pontarrón de madera, varios aliviaderos abiertos en las paredes de piedra en seco o morios para que las crecidas del río o llenas no los tiren:
A estos aliviaderos se les conoce como aguatejes.
No sé cómo se llama ninguna de estas dos fincas, ni la del váu ni la de los aguatejes, y es una pena.
martes, 20 de septiembre de 2016
La piedra del diablo
Hace años Veceru me regaló un libro poco conocido del autor cabuérnigo Delfín Fernández titulado Pos vereis, que no ha sido puesto de nuevo en circulación desde la primera edición de 1899. Se encuentra disponible en la Biblioteca Municipal de Santander. No se puede sacar pero es breve. Se lee fácil de una sentada. Recomendable.
Uno de los capítulos se titula "La piedra del diablo". La roca del título presenta trazas de estar trabajada, aunque el autor no entra en detalles. Se encuentra a orillas de un río cabuérnigo, no especifica cuál. En resumen, el capítulo trata de una pareja obligada a dar un rodeo enorme para moler el maíz en el molino que estaba justo enfrente de casa, al otro lado del río. En esto una noche el marido, harto de tanta caminata, dice estar dispuesto a dar el alma al diablo por un puente: dicho y hecho, esa misma noche el diablo comienza a construirlo. Astuta, para frenar las obras demoníacas, la mujer baja al portal y pone una vela a la puerta del gallinero. El gallo, creyendo que amanece, canta tres veces y el demonio huye dejando tras de sí un intenso olor a azufre, y la piedra plantada a orillas del río. La leyenda guarda similitudes evidentes con la de los Cantos de la Borrica de Sejos y otras recogidas por Jesús García Preciado. Precisamente a este investigador le comentaba el otro día sobre este capítulo del libro de Delfín y me dijo que no conocía la leyenda, pero que, pese a no ser el autor folklorista, tenía toda la pinta de haber sido recogida de la tradición oral del valle.
El otro día remontamos Raquel y yo el río Barcenillas, según su denominación oficial, que los vecinos llaman Lamiña: el que conduce a Las Cascadas o Úrsola. En uno de los prados de la ribera topamos lo siguiente:
Los árboles del fondo marcan el curso del río. Lo que se ve en primer término es un muro de piedra en seco tomado por la hiedra, algo que suele evitarse porque, se dice, impide el paso del aire entre las piedras con el consiguiente riesgo de que el muro se caiga. El muro de piedra en seco se dice moriu, la hiedra aráu (el arado aladru) y cuando una pared de este tipo se viene abajo que se esborrega (si se viene abajo una persona se dice que se arrana).
En la cara que queda a la derecha de la foto, la que mira al nacimiento del río, hay unos a modo de peldaños que parecen tallados. Se sube por ellos a la punta de la roca en un suspiro.
Preguntamos a un vecino que nos dijo de unos castros conocidos como Tejea donde cuenta la leyenda que vivían las anjanas de Lamiña. Lo pongo aquí para no olvidarlo.
Uno de los capítulos se titula "La piedra del diablo". La roca del título presenta trazas de estar trabajada, aunque el autor no entra en detalles. Se encuentra a orillas de un río cabuérnigo, no especifica cuál. En resumen, el capítulo trata de una pareja obligada a dar un rodeo enorme para moler el maíz en el molino que estaba justo enfrente de casa, al otro lado del río. En esto una noche el marido, harto de tanta caminata, dice estar dispuesto a dar el alma al diablo por un puente: dicho y hecho, esa misma noche el diablo comienza a construirlo. Astuta, para frenar las obras demoníacas, la mujer baja al portal y pone una vela a la puerta del gallinero. El gallo, creyendo que amanece, canta tres veces y el demonio huye dejando tras de sí un intenso olor a azufre, y la piedra plantada a orillas del río. La leyenda guarda similitudes evidentes con la de los Cantos de la Borrica de Sejos y otras recogidas por Jesús García Preciado. Precisamente a este investigador le comentaba el otro día sobre este capítulo del libro de Delfín y me dijo que no conocía la leyenda, pero que, pese a no ser el autor folklorista, tenía toda la pinta de haber sido recogida de la tradición oral del valle.
El otro día remontamos Raquel y yo el río Barcenillas, según su denominación oficial, que los vecinos llaman Lamiña: el que conduce a Las Cascadas o Úrsola. En uno de los prados de la ribera topamos lo siguiente:
Los árboles del fondo marcan el curso del río. Lo que se ve en primer término es un muro de piedra en seco tomado por la hiedra, algo que suele evitarse porque, se dice, impide el paso del aire entre las piedras con el consiguiente riesgo de que el muro se caiga. El muro de piedra en seco se dice moriu, la hiedra aráu (el arado aladru) y cuando una pared de este tipo se viene abajo que se esborrega (si se viene abajo una persona se dice que se arrana).
En la cara que queda a la derecha de la foto, la que mira al nacimiento del río, hay unos a modo de peldaños que parecen tallados. Se sube por ellos a la punta de la roca en un suspiro.
Preguntamos a un vecino que nos dijo de unos castros conocidos como Tejea donde cuenta la leyenda que vivían las anjanas de Lamiña. Lo pongo aquí para no olvidarlo.
lunes, 19 de septiembre de 2016
Hemos visto
Una cruz de madera con una pegatina en blanco de esas que sirven para personalizar cosas pegada en uno de los brazos tirada en la basura de la calle Castilla. Raquel y yo tenemos un espejo de cuerpo entero que no queremos pero que nos da miedo tirar por si la mala suerte.
Una plantación de eucaliptos con una rendija en la pared de piedra en seco para pasar. Los hitos que marcaban las antiguas parcelas agrícolas empotrados en el muro del prado de al lado.
El agua roñosa de Lamiña goteando sobre el hueco de la cabeza de un sepulcro. Se tomaba para la anemia. La bebían mujeres que acababan de dar a luz. Luego vino el chocolate. La chocolatera como regalo de primeriza. La de mi bisabuela, la primera que entró en la familia, está en Sopeña, en el vasar que tapamos con un plástico para que no lo caguen las moscas.
Una plantación de eucaliptos con una rendija en la pared de piedra en seco para pasar. Los hitos que marcaban las antiguas parcelas agrícolas empotrados en el muro del prado de al lado.
El agua roñosa de Lamiña goteando sobre el hueco de la cabeza de un sepulcro. Se tomaba para la anemia. La bebían mujeres que acababan de dar a luz. Luego vino el chocolate. La chocolatera como regalo de primeriza. La de mi bisabuela, la primera que entró en la familia, está en Sopeña, en el vasar que tapamos con un plástico para que no lo caguen las moscas.
sábado, 17 de septiembre de 2016
Cocas nacías d´Ampueru
Ahier cumí cocas jechas sigún receta del primer pasteleru que hebo n´Ampueru, tres generacionis atrás. Las ha jecho la sú bisñeta, ochenta años, vicina de la mí suegra, pa celebrar el día de la patrona, cumu jacía el sú bisgüelu.
Ero ajortunáu.
Ero ajortunáu.
viernes, 16 de septiembre de 2016
La ignorancia
Ignorante es el que cree que lo que no le interesa es porque no es interesante.
Caigo.
Caigo.
Intus
Veo a una mujer que al salir de misa de la iglesia de Terán se santigua al pasar por delante del cementerio, mirando hacia una de las alas, donde, seguramente, se halle enterrado algún familiar.
Ayer nos contó una vecina de Lamiña que su padre rezaba un padrenuestro cada vez que bajaba un carro con hierba desde las praerias (con acento en la /-e-/) de La Esprilla para que no entornase o volcara.
Al poco de conocernos Raquel y yo fuimos al cementerio de Terán a que conociera a mis abuelos maternos.
En la iglesia parroquial de Lamiña se conserva un San Antonio agarrando un campanu al que se ponían velas cuando subía el ganado a los puertos. El pastor era de Viaña. Con la primavera subía a Joces, a Moscaoriu y entrado el verano a Sejos.
Mi abuelo quería que lo enterraran debajo de uno de los árboles de la Castañera de Terán. Su tumba es de las nuevas, de ladrillo. Está orientada a sur, como la casa en que nació, que sus actuales propietarios han puesto a la venta. La casa de los padres de mi abuela, en San Sebastián de Garabandal, la compró un norteamericano para ir a ella cuando llegara el fin del mundo. Murió hace tiempo, el norteamericano. La de mis bisabuelos bastianos es una de las pocas casas del pueblo que se mantiene intacta.
En la ermita de San Frutosu dicen que había dos sarcófagos de estilo prerrománico asturiano. ¿Serían pareja?, se pregunta una vecina. Uno se conserva y es una joya. El otro ha desaparecido. Un vecino dice que la parte de abajo del sarcófago perdido es el bebederu añadido al lateral de una de las fuentes del pueblo. De la tapa nadie sabe. En el pórtico hay una tapa haciendo de banco con una inscripción que pone en latín "Vasco, pecador, aquí yace, viva para siempre", del s. IX, pero no es ésa, aseguran. En el pórtico de la iglesia de Terán hay otra puesta en pie que apoya contra uno de los contrafuertes. No la he medido.
En Lamiña se sentaban en sillas, no había bancos corridos en la iglesia. Cada familia ponía en su sitio una vela negra para sus difuntos que sostenían en hacheros con tornos, como los del balcón del coro, lo mismo que los del coro de Terán. Hay un banco a la puerta de la sacristía de Lamiña con patas que parecen de yegua.
Mi abuelo cuando estaba agonizando decía que le dejaran subir a beber agua a la fuente Rulín, en La Esprilla.
Que se curaría.
Ayer nos contó una vecina de Lamiña que su padre rezaba un padrenuestro cada vez que bajaba un carro con hierba desde las praerias (con acento en la /-e-/) de La Esprilla para que no entornase o volcara.
Al poco de conocernos Raquel y yo fuimos al cementerio de Terán a que conociera a mis abuelos maternos.
En la iglesia parroquial de Lamiña se conserva un San Antonio agarrando un campanu al que se ponían velas cuando subía el ganado a los puertos. El pastor era de Viaña. Con la primavera subía a Joces, a Moscaoriu y entrado el verano a Sejos.
Mi abuelo quería que lo enterraran debajo de uno de los árboles de la Castañera de Terán. Su tumba es de las nuevas, de ladrillo. Está orientada a sur, como la casa en que nació, que sus actuales propietarios han puesto a la venta. La casa de los padres de mi abuela, en San Sebastián de Garabandal, la compró un norteamericano para ir a ella cuando llegara el fin del mundo. Murió hace tiempo, el norteamericano. La de mis bisabuelos bastianos es una de las pocas casas del pueblo que se mantiene intacta.
En la ermita de San Frutosu dicen que había dos sarcófagos de estilo prerrománico asturiano. ¿Serían pareja?, se pregunta una vecina. Uno se conserva y es una joya. El otro ha desaparecido. Un vecino dice que la parte de abajo del sarcófago perdido es el bebederu añadido al lateral de una de las fuentes del pueblo. De la tapa nadie sabe. En el pórtico hay una tapa haciendo de banco con una inscripción que pone en latín "Vasco, pecador, aquí yace, viva para siempre", del s. IX, pero no es ésa, aseguran. En el pórtico de la iglesia de Terán hay otra puesta en pie que apoya contra uno de los contrafuertes. No la he medido.
En Lamiña se sentaban en sillas, no había bancos corridos en la iglesia. Cada familia ponía en su sitio una vela negra para sus difuntos que sostenían en hacheros con tornos, como los del balcón del coro, lo mismo que los del coro de Terán. Hay un banco a la puerta de la sacristía de Lamiña con patas que parecen de yegua.
Mi abuelo cuando estaba agonizando decía que le dejaran subir a beber agua a la fuente Rulín, en La Esprilla.
Que se curaría.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
Cascadas de Lamiña (etic) o Úrsola (emic)
La zona de Las Cascadas, metidas en la cabecera del río Barcenillas, Lamiña o Lador, que de las tres formas se dice, se llama Úrsula (vecina joven) o Úrsola (anciana de noventa años que dado el contexto desenfadado en el que estuvimos charlando no creo que se trate de ultracorrección). Es habitual dar nombres de personas a los lugares y viceversa: nos contaron que a un señorito que subía periódicamente a buscar piedras de colores al lecho de La Canal Corneja vestido con sombrero y levitón, y que daba miedo, cómo evitar pensar en Agusto González de Linares, lo llamaban El Corneju. De todas formas, tanto Úrsula como Úrsola a mí me quieren llevar a una antigua forma, desleída ya, relacionada con el latín URSUS, oso.
A Las Cascadas se iba si acaso a hacer leña. Las cascadas se las toman los vecinos como un descubrimiento. Están pasmados con la cantidad de turistas que suben. En realidad los turistas estamos deseando que nos digan dónde hay algo bonito que ver para pasar el día: estas cascadas, el bosque de secuoyas del Monte Corona, la Fuentona de Ruente o la Braña de los Tejos de Liébana. O la Playa de las Catedrales en Galicia, la Ruta de los Hórreos en Bueño o las piscinas naturales del Jerte. Hay que asumir que es así. Y aprovecharlo. Tengo todavía clavada la espinita del chorco de lobos de Selores.
La mies de Sopeña, por ejemplo, hay que potenciarla como lo que es, de acuerdo, pero eso no impide que se puedan superponer otros aprovechamientos, por ejemplo, de cara al turismo no invasivo: no se me ocurre mejor plan que ir un domingo con la familia a dar un paseo por la mies, mejor si interpretado (realidad aumentada, audioguías prestadas en la Oficina de Turismo de Cabezón de la Sal, etc.), comer en algún restaurante (o un bocadillo en el soportal de alguna iglesia o en alguna bolera o lavadero) y hacer la digestión dando un paseo (de nuevo interpretado: arquitectura, paisaje, etnografía, yacimientos, etc.) por algún pueblo del valle.
La principal cascada de Las Cascadas es un churru. No sé si cuando baje más agua el churru se convertirá en saltu, pero podría ser. Los saltos pequeños son tumbos.
A Las Cascadas se iba si acaso a hacer leña. Las cascadas se las toman los vecinos como un descubrimiento. Están pasmados con la cantidad de turistas que suben. En realidad los turistas estamos deseando que nos digan dónde hay algo bonito que ver para pasar el día: estas cascadas, el bosque de secuoyas del Monte Corona, la Fuentona de Ruente o la Braña de los Tejos de Liébana. O la Playa de las Catedrales en Galicia, la Ruta de los Hórreos en Bueño o las piscinas naturales del Jerte. Hay que asumir que es así. Y aprovecharlo. Tengo todavía clavada la espinita del chorco de lobos de Selores.
La mies de Sopeña, por ejemplo, hay que potenciarla como lo que es, de acuerdo, pero eso no impide que se puedan superponer otros aprovechamientos, por ejemplo, de cara al turismo no invasivo: no se me ocurre mejor plan que ir un domingo con la familia a dar un paseo por la mies, mejor si interpretado (realidad aumentada, audioguías prestadas en la Oficina de Turismo de Cabezón de la Sal, etc.), comer en algún restaurante (o un bocadillo en el soportal de alguna iglesia o en alguna bolera o lavadero) y hacer la digestión dando un paseo (de nuevo interpretado: arquitectura, paisaje, etnografía, yacimientos, etc.) por algún pueblo del valle.
La principal cascada de Las Cascadas es un churru. No sé si cuando baje más agua el churru se convertirá en saltu, pero podría ser. Los saltos pequeños son tumbos.
martes, 13 de septiembre de 2016
Cuatro
Hace tiempo un amigo me contó de una familia cabuérniga que ponía monedas de oro al sol en unas muescas abiertas en la baranda del balcón de su casa.
El oro no brilla más por ponerlo al sol. Pero quién sabe. Las anjanas peinan al sol sus cabellos rubios con peines de oro. En gallego poner el oro al sol se dice asollar. Lo hacen as mouras, equivalentes a nuestras moras, que cuidan tesoros subterráneos que sacan al sol a orillas de los ríos.
La familia de las monedas de oro al sol es mi familia. Lo supe hace poco. Las muescas en la baranda del balcón es donde ponemos las pinzas cuando tendemos la ropa.
Dos.
Cuando yo era chaval los de Renedo de Cabuérniga buscaban lanchas a orillas del río que tuvieran agujeros donde simular el coito.
Tres.
Estamos Raquel y yo con un amigo sentados en el bancu del correor de su casa. Comemos cizaña, hierba mala. Se parece a un trébol. El sabor de su tallo es dulzón. Las plantas que están en botes oxidados, como es costumbre, crecen más sanas que las plantadas en macetas. Será por los aportes del óxido, reflexiona nuestro amigo. Raquel y yo venimos de beber la roña que tinta el agua de la antigua fuente Roñosa de Lamiña, casi desaparecida, casi olvidada. Nuestro amigo se entretiene pintando con savia de cizaña una línea de dientes de sierra en la baranda.
Cuatro.
El petroglifo arboriforme rodeado de círculos concéntricos aparecido en San Andrés de Valdelomar dicen los mayores que es para jugar con el agua de lluvia.
El oro no brilla más por ponerlo al sol. Pero quién sabe. Las anjanas peinan al sol sus cabellos rubios con peines de oro. En gallego poner el oro al sol se dice asollar. Lo hacen as mouras, equivalentes a nuestras moras, que cuidan tesoros subterráneos que sacan al sol a orillas de los ríos.
La familia de las monedas de oro al sol es mi familia. Lo supe hace poco. Las muescas en la baranda del balcón es donde ponemos las pinzas cuando tendemos la ropa.
Dos.
Cuando yo era chaval los de Renedo de Cabuérniga buscaban lanchas a orillas del río que tuvieran agujeros donde simular el coito.
Tres.
Estamos Raquel y yo con un amigo sentados en el bancu del correor de su casa. Comemos cizaña, hierba mala. Se parece a un trébol. El sabor de su tallo es dulzón. Las plantas que están en botes oxidados, como es costumbre, crecen más sanas que las plantadas en macetas. Será por los aportes del óxido, reflexiona nuestro amigo. Raquel y yo venimos de beber la roña que tinta el agua de la antigua fuente Roñosa de Lamiña, casi desaparecida, casi olvidada. Nuestro amigo se entretiene pintando con savia de cizaña una línea de dientes de sierra en la baranda.
Cuatro.
El petroglifo arboriforme rodeado de círculos concéntricos aparecido en San Andrés de Valdelomar dicen los mayores que es para jugar con el agua de lluvia.
lunes, 12 de septiembre de 2016
Casa en Canales
El pueblo que sigue a La Hayuela en dirección a Comillas es Canales.
Centro la atención en una casa, ésta:
Probablemente se trate de una casa llana gótica que creció primero desdoblándose, es decir, convirtiendo la cuadra en casa, y luego añadiendo casas a los laterales, a medida que iba creciendo la familia, dando lugar a lo que no sé si es una calle o barriu (que son cosas distintas, aunque yo no las sepa distinguir). El núcleo original se encierra tras un muro probablemente cuando aparecen los vecinos o más bien cuando los vecinos dejan de ser familia. Este muro cuenta con portalá, la de la foto. El espacio resultante es una corralá.
Poste del portal:
Detalle de la zapata:
Este tipo de tallas son frecuentes. Foto de zapata del pueblo de Mar:
Balcón de la casa de Canales, con dientes de sierra espectaculares:
Centro la atención en una casa, ésta:
Probablemente se trate de una casa llana gótica que creció primero desdoblándose, es decir, convirtiendo la cuadra en casa, y luego añadiendo casas a los laterales, a medida que iba creciendo la familia, dando lugar a lo que no sé si es una calle o barriu (que son cosas distintas, aunque yo no las sepa distinguir). El núcleo original se encierra tras un muro probablemente cuando aparecen los vecinos o más bien cuando los vecinos dejan de ser familia. Este muro cuenta con portalá, la de la foto. El espacio resultante es una corralá.
Poste del portal:
Detalle de la zapata:
Este tipo de tallas son frecuentes. Foto de zapata del pueblo de Mar:
Balcón de la casa de Canales, con dientes de sierra espectaculares:
domingo, 11 de septiembre de 2016
Casas de La Hayuela
Casa uno.
Mordazas, de las que ya tratamos aquí.
Casa dos.
Baranda con dientes de sierra:
El arquitecto Ruiz de la Riva, aquí, defiende que La Hayuela es ejemplo de pueblo construido a lo largo de una vía de comunicación, como Lafuente en Lamasón. No lo niego, pero habría que tener en cuenta primero que en La Hayuela no estamos ante una única hilera, sino varias que se han ido encontrando, lo cual remite, en segundo lugar, al protourbanismo (hileras colocadas escalonadamente) que hemos detectado en el pueblo de Mar, aquí (donde además incluyo foto de encuentro entre hileras), y en el barrio de Jismana en Ruente, aquí.
Foto de encuentro entre dos hileras en La Hayuela:
Casa tres.
Casa cuatro.
Los dientines que asoman bajo las tablas de la reforma que sufrió la casa en los años setenta se pueden relacionar con el taqueado jaqués románico asociado al Camino de Santiago.
Es de las pocas casas que conservan la tronera (para orear los productos almacenados en el desván, como maíz o manzanas).
Detalle del balcón de la casa de al lado:
Mordazas, de las que ya tratamos aquí.
Casa dos.
Baranda con dientes de sierra:
El arquitecto Ruiz de la Riva, aquí, defiende que La Hayuela es ejemplo de pueblo construido a lo largo de una vía de comunicación, como Lafuente en Lamasón. No lo niego, pero habría que tener en cuenta primero que en La Hayuela no estamos ante una única hilera, sino varias que se han ido encontrando, lo cual remite, en segundo lugar, al protourbanismo (hileras colocadas escalonadamente) que hemos detectado en el pueblo de Mar, aquí (donde además incluyo foto de encuentro entre hileras), y en el barrio de Jismana en Ruente, aquí.
Foto de encuentro entre dos hileras en La Hayuela:
Casa tres.
Casa cuatro.
Los dientines que asoman bajo las tablas de la reforma que sufrió la casa en los años setenta se pueden relacionar con el taqueado jaqués románico asociado al Camino de Santiago.
Es de las pocas casas que conservan la tronera (para orear los productos almacenados en el desván, como maíz o manzanas).
Detalle del balcón de la casa de al lado:
viernes, 9 de septiembre de 2016
Alniversariu
Hui, que es el muestru alniversariu, mos vamos a San Frutosu a bebé-l´augua robráu de La Roñosa miñega.
jueves, 8 de septiembre de 2016
Casas de San Pedro de Rudagüera, en ruinas
El alero apenas se ve en la foto pero presenta una talla en dientes de sierra impresionante:
Las paredes interiores también son de colondras (término empleado por un vecino de Bárcena Mayor para dar nombre a este tipo de cierres con troncos devastados, aunque sería conveniente confirmar):
Casa dos:
Casa tres:
Puerta de doble hoja:
El joracaeru de abarqueru tapado para que no se moje, como hemos visto también aquí:
miércoles, 7 de septiembre de 2016
Garojos y garuyos
Garojos son los tronchos de mazorca después de quitar el grano.
Garuyos son las mazorcas que se apartan por haber crecido mal.
Foto de garuyos:
Ambas son palabras montañesas.
Atentos a esa doble realización: aspiración montañesa de garoju Vs. solución tipo asturiano (pero igualmente montañesa) de garuyu (reservada para la palabra más residual, en sentido literal).
Hemos encontrado casos parecidos antes: picaju en Carmona, picayu en Saja y picachu en Ucieda; y en toponimia el doblete recientemente tratado paraya / paraja, cuyo significado vamos intuyendo poco a poco.
Garuyos son las mazorcas que se apartan por haber crecido mal.
Foto de garuyos:
Ambas son palabras montañesas.
Atentos a esa doble realización: aspiración montañesa de garoju Vs. solución tipo asturiano (pero igualmente montañesa) de garuyu (reservada para la palabra más residual, en sentido literal).
Hemos encontrado casos parecidos antes: picaju en Carmona, picayu en Saja y picachu en Ucieda; y en toponimia el doblete recientemente tratado paraya / paraja, cuyo significado vamos intuyendo poco a poco.
martes, 6 de septiembre de 2016
Topónimos La Redonda, Robasil y Parayo de Vioño (Piélagos), Edino de Colindres, Cantu la Raposa y Cantu Golpejera de Cotillos (Polaciones) y Las Gulpisorias de Santutís (Tudanca)
En Vioño de Piélagos los vecinos distinguen entre barrios antiguos y modernos. Los antiguos se encuentran en los altos o laderas. Los nuevos en el llano, en la antigua mies y zonas inundables. Las fincas de los barrios antiguos están abiertas, sin muros. En los barrios bajos, ocupados por forasteros, las fincas están cerradas. Entre los barrios antiguos se encuentra La Redonda y Robasil. Entre los modernos, Parayo.
La Redonda según las explicaciones de un vecino era un barrio atravesado por un canal construido con cantos de río, de ahí, quizá, su nombre, canal que servía para desaguar las crecidas del río. Parecido a una rambla catalana, que sirve tanto para transitar como para conducir el agua de las crecidas evitando que afecte al núcleo de población. De este canal de La Redonda ya solo queda un tramo apenas reconocible.
Robasil es un barrio que se encuentra en el lugar donde el río de Las Pasiegas (con esa preposición "de") abandona la ladera para tocar el fondo de valle. Creo reconocer en este topónimo tres partes: /ro-/, de río; /-ba-/, de vado; y /-sil/, forma prerromana para río, presente en Selores y Silió, entre otros. Sería, pues, un antiguo vado del río (romance más prerromano) que pasó a dar nombre al río, una vez Sil dejó de tener sentido para los vecinos, que más tarde dio nombre al barrio en la ribera del río de Las Pasiegas, antiguo Sil. El topónimo Las Pasiegas es obvio que no puede tener más de quinientos años.
Respecto a Parayo, es, al igual que Parayas en Santander, un espacio llano y fácilmente inundable. Los vecinos consideran peligroso construir en él. A este campo semántico, el que desvela Parayo y Parayas, parece atacar Parajas, en Santutís (Tudanca), aquí. Podría tratarse no de lugares llanos e inundables, sino, hilando un poco más fino, de una familia de topónimos derivados de un hipotético étimo latino relacionado con tierras preparadas para algún tipo de actividad que desconocemos, no sabemos si agrícola o ganadera, que en ocasiones daría lugar a espacios acondicionados en zonas llanas e inundables.
Cambiando de ubicación, en Colindres hay un topónimo que siempre me llamó la atención: Edino, barrio. Creo que alguien apuntó la posibilidad de que se tratara de un topónimo que remitiera a una supuesta deidad prerromana. No sé si fué Carmen González Echegaray quien apuntó tal posibilidad. Yo más bien me inclino a creer que pertenece a la familia de "hayedo", al igual que el castellano "ahedo" o los topónimos cántabros tipo Edillo o Jidillu, muy frecuentes, entre los cuales no sé si contar el monte Jiniru (con aspiración) que preside el valle de Villacarriedo.
Por último, en Cotillos (Polaciones) encontramos Cantu la Raposa y Cantu Golpejera y en el Prau Conceju de Santutís la braña (entendida como "suerte") de Las Gulpisorias. Todos estos topónimos remiten al latín VULPES, "zorra". El topónimo de Santutís presenta un sufijo tipo /-oriu/, compartido por miraoriu o castraoriu, que nos está señalando dónde están las madrigeras de los zorros. En Cotillos alterna "la raposa" con "golpejera", que vienen a significar lo mismo: un ejemplo paradigmático de actualización lingüística sin necesidad de abandonar el diasistema de origen.
La Redonda según las explicaciones de un vecino era un barrio atravesado por un canal construido con cantos de río, de ahí, quizá, su nombre, canal que servía para desaguar las crecidas del río. Parecido a una rambla catalana, que sirve tanto para transitar como para conducir el agua de las crecidas evitando que afecte al núcleo de población. De este canal de La Redonda ya solo queda un tramo apenas reconocible.
Robasil es un barrio que se encuentra en el lugar donde el río de Las Pasiegas (con esa preposición "de") abandona la ladera para tocar el fondo de valle. Creo reconocer en este topónimo tres partes: /ro-/, de río; /-ba-/, de vado; y /-sil/, forma prerromana para río, presente en Selores y Silió, entre otros. Sería, pues, un antiguo vado del río (romance más prerromano) que pasó a dar nombre al río, una vez Sil dejó de tener sentido para los vecinos, que más tarde dio nombre al barrio en la ribera del río de Las Pasiegas, antiguo Sil. El topónimo Las Pasiegas es obvio que no puede tener más de quinientos años.
Respecto a Parayo, es, al igual que Parayas en Santander, un espacio llano y fácilmente inundable. Los vecinos consideran peligroso construir en él. A este campo semántico, el que desvela Parayo y Parayas, parece atacar Parajas, en Santutís (Tudanca), aquí. Podría tratarse no de lugares llanos e inundables, sino, hilando un poco más fino, de una familia de topónimos derivados de un hipotético étimo latino relacionado con tierras preparadas para algún tipo de actividad que desconocemos, no sabemos si agrícola o ganadera, que en ocasiones daría lugar a espacios acondicionados en zonas llanas e inundables.
Cambiando de ubicación, en Colindres hay un topónimo que siempre me llamó la atención: Edino, barrio. Creo que alguien apuntó la posibilidad de que se tratara de un topónimo que remitiera a una supuesta deidad prerromana. No sé si fué Carmen González Echegaray quien apuntó tal posibilidad. Yo más bien me inclino a creer que pertenece a la familia de "hayedo", al igual que el castellano "ahedo" o los topónimos cántabros tipo Edillo o Jidillu, muy frecuentes, entre los cuales no sé si contar el monte Jiniru (con aspiración) que preside el valle de Villacarriedo.
Por último, en Cotillos (Polaciones) encontramos Cantu la Raposa y Cantu Golpejera y en el Prau Conceju de Santutís la braña (entendida como "suerte") de Las Gulpisorias. Todos estos topónimos remiten al latín VULPES, "zorra". El topónimo de Santutís presenta un sufijo tipo /-oriu/, compartido por miraoriu o castraoriu, que nos está señalando dónde están las madrigeras de los zorros. En Cotillos alterna "la raposa" con "golpejera", que vienen a significar lo mismo: un ejemplo paradigmático de actualización lingüística sin necesidad de abandonar el diasistema de origen.
lunes, 5 de septiembre de 2016
Persecutor, huellas
En montañés cerval es un tronco devastado del que se respetan los arranques de las ramas (apenas un palmo) que pende del techo sin que toque el suelo y que sirve para colgar de él lo que se precise: cuerdas, alguna herramienta, el abrigo, etc.
Cerval en casa de Ucieda:
Es una palabra que viene del latín CERVUS.
En Campo Lameiro, Rías Baixas gallegas, han montado un parque arqueológico dedicado a los petroglifos, aquí. Al construir el aparcamiento apareció un poblado de la Edad del Bronce (de hace aprox. 4.000 años). Lo excavaron y asfaltaron. En la parte de museo han reproducido el interior de una de las cabañas.
Cuando iba de pequeño a comprar queso a casa de Chuchín me quedaba extasiado ante la cabeza de ciervo que tenía a la entrada. En Cohicillos hay una puesta del revés en el poste del portal de una casa, aquí.
Foto:
No está mal puesta. También se ponían así.
En Campo Lameiro apareció una lastra con petroglifos al abrir un camino. El más impactante es el de un ciervo con cornamenta imposible con un petroglifo al lado del morro compuesto por una serie de círculos concéntricos.
Los círculos se han querido interpretar como representaciones de agua. El petroglifo en conjunto podría estar indicando una zona óptima de caza: agua, ciervos, etc.
Benito Madariaga defiende que este tipo de representaciones animales, así como las pintadas en cuevas, por la posición de las patas, etc., reflejan animales abatidos (este ciervo tiene lanzas atravesándole y un corte en el cuello, aunque también podría tratarse de un collar y remitir entonces a una deidad con paralelos en el norte de Europa). Benito Madariaga es veterinario de formación.
El guía de Campo Lameiro dice que es como cuando tiras una piedra al agua, los círculos concéntricos. A mí se me parecen más a judíos o afloramientos de agua a nivel del suelo. Estaría bien saber si estos judíos, o judíu en singular, que es palabra montañesa, tienen algún tipo de creencia asociada. A mí me suena que en Cabuérniga estos manantiales se utilizan para dar distintos acabados a los palos pintos y otros elementos de madera, pero no lo puedo asegurar.
En gallego braña es una zona baja y húmeda, como Campo Lameiro (del latín LAMAM, "lodazal", igual que nuestras lamizas o llamas). No es lo mismo en Cantabria y Asturias. La definición gallega se acerca más a una hipotética etimología prerromana de braña, tipo *BRAKNA, "prado húmedo", que la cántabra y asturiana, que parecen inclinarse más hacia formas latinas tipo *VERANEAM, por ser pastos de altura aprovechados de primavera a otoño.
Cacería
Sobre las órbitas agrandadas por el miedo
tiemblan los párpados de la bestia abatida
a la espera del golpe final, ese instante de horror
es la mirada que vive en mis ojos.
Generaciones
No reparamos en los granos de arena grávidos
que manaban súbitos dentro del bulbo de vidrio,
embarcados en un único mar y dejados caer
en corrientes sin gobierno, en busca de las antiguas
huellas de los padres, de su sol obstinado y pálido.
Poemas tomados de La caza del ciervo (Trea, 2016), aquí.
Cuando los círculos concéntricos aparecen por detrás del ciervo, empujando, se han querido interpretar como representaciones solares.
La caza (en periodos agroganaderos), las armas, aparecen con las élites.
La leyenda de los Príncipes de Sejos y el cromlech asociado, aquí, el ídolo del Joyu la Gándara en San Sebastián de Garabandal, el puñal disimulado entre las tumbas de la necrópolis rupestre de San Pantaleón, en La Puente del Valle (Valderredible), los ídolos de Monte Hijedo, la leyenda de la cueva de la Juáncana en Castillo (Arnuero), aquí, el caldero aparecido en Cabárceno y las comidas pantagruélicas rituales, los juchos o espetos, etc.
En Galicia ya no hay ciervos, están prácticamente extinguidos. La primera vez que subí a la berrea fue al Moral, con once años, con mi familia. Los primos, todos de edad parecida, nos escondimos en el monte para sorprenderlos. Había una partida de cazadores pegando tiros. Pararon para buscarnos. Escondido, me pasó por encima de la cabeza un urogallo.
Los pinos dicen que son autóctonos, en Galicia. De los eucaliptos que ya van para doscientos años, que son casi de la casa. Cerca de Viveiro, en las Rías Altas, se encuentra el eucaliptal que publicitan como el más grande de Europa. El que no se consuela es porque no quiere.
Los gallegos están sufriendo un proceso acelerado de cambio que mucho me temo pueda romper el hilo conductor y conducirles a la nada. Los eucaliptales borran el territorio de la memoria: los molinos eólicos, la alternativa, se posan inoncentes en el desierto verde que es ya Galicia. La nada habitada por los nadie.
En Guriezo debe estar el segundo bosque de ocálitos, los llamamos, de Europa. Tampoco hay berrea aquí.
No quiero consolarme.
Cerval en casa de Ucieda:
Es una palabra que viene del latín CERVUS.
En Campo Lameiro, Rías Baixas gallegas, han montado un parque arqueológico dedicado a los petroglifos, aquí. Al construir el aparcamiento apareció un poblado de la Edad del Bronce (de hace aprox. 4.000 años). Lo excavaron y asfaltaron. En la parte de museo han reproducido el interior de una de las cabañas.
Cuando iba de pequeño a comprar queso a casa de Chuchín me quedaba extasiado ante la cabeza de ciervo que tenía a la entrada. En Cohicillos hay una puesta del revés en el poste del portal de una casa, aquí.
Foto:
No está mal puesta. También se ponían así.
En Campo Lameiro apareció una lastra con petroglifos al abrir un camino. El más impactante es el de un ciervo con cornamenta imposible con un petroglifo al lado del morro compuesto por una serie de círculos concéntricos.
Los círculos se han querido interpretar como representaciones de agua. El petroglifo en conjunto podría estar indicando una zona óptima de caza: agua, ciervos, etc.
Benito Madariaga defiende que este tipo de representaciones animales, así como las pintadas en cuevas, por la posición de las patas, etc., reflejan animales abatidos (este ciervo tiene lanzas atravesándole y un corte en el cuello, aunque también podría tratarse de un collar y remitir entonces a una deidad con paralelos en el norte de Europa). Benito Madariaga es veterinario de formación.
El guía de Campo Lameiro dice que es como cuando tiras una piedra al agua, los círculos concéntricos. A mí se me parecen más a judíos o afloramientos de agua a nivel del suelo. Estaría bien saber si estos judíos, o judíu en singular, que es palabra montañesa, tienen algún tipo de creencia asociada. A mí me suena que en Cabuérniga estos manantiales se utilizan para dar distintos acabados a los palos pintos y otros elementos de madera, pero no lo puedo asegurar.
En gallego braña es una zona baja y húmeda, como Campo Lameiro (del latín LAMAM, "lodazal", igual que nuestras lamizas o llamas). No es lo mismo en Cantabria y Asturias. La definición gallega se acerca más a una hipotética etimología prerromana de braña, tipo *BRAKNA, "prado húmedo", que la cántabra y asturiana, que parecen inclinarse más hacia formas latinas tipo *VERANEAM, por ser pastos de altura aprovechados de primavera a otoño.
Cacería
Sobre las órbitas agrandadas por el miedo
tiemblan los párpados de la bestia abatida
a la espera del golpe final, ese instante de horror
es la mirada que vive en mis ojos.
Generaciones
No reparamos en los granos de arena grávidos
que manaban súbitos dentro del bulbo de vidrio,
embarcados en un único mar y dejados caer
en corrientes sin gobierno, en busca de las antiguas
huellas de los padres, de su sol obstinado y pálido.
Poemas tomados de La caza del ciervo (Trea, 2016), aquí.
Cuando los círculos concéntricos aparecen por detrás del ciervo, empujando, se han querido interpretar como representaciones solares.
La caza (en periodos agroganaderos), las armas, aparecen con las élites.
La leyenda de los Príncipes de Sejos y el cromlech asociado, aquí, el ídolo del Joyu la Gándara en San Sebastián de Garabandal, el puñal disimulado entre las tumbas de la necrópolis rupestre de San Pantaleón, en La Puente del Valle (Valderredible), los ídolos de Monte Hijedo, la leyenda de la cueva de la Juáncana en Castillo (Arnuero), aquí, el caldero aparecido en Cabárceno y las comidas pantagruélicas rituales, los juchos o espetos, etc.
En Galicia ya no hay ciervos, están prácticamente extinguidos. La primera vez que subí a la berrea fue al Moral, con once años, con mi familia. Los primos, todos de edad parecida, nos escondimos en el monte para sorprenderlos. Había una partida de cazadores pegando tiros. Pararon para buscarnos. Escondido, me pasó por encima de la cabeza un urogallo.
Los pinos dicen que son autóctonos, en Galicia. De los eucaliptos que ya van para doscientos años, que son casi de la casa. Cerca de Viveiro, en las Rías Altas, se encuentra el eucaliptal que publicitan como el más grande de Europa. El que no se consuela es porque no quiere.
Los gallegos están sufriendo un proceso acelerado de cambio que mucho me temo pueda romper el hilo conductor y conducirles a la nada. Los eucaliptales borran el territorio de la memoria: los molinos eólicos, la alternativa, se posan inoncentes en el desierto verde que es ya Galicia. La nada habitada por los nadie.
En Guriezo debe estar el segundo bosque de ocálitos, los llamamos, de Europa. Tampoco hay berrea aquí.
No quiero consolarme.
domingo, 4 de septiembre de 2016
La cabaña de Quico
Haciendo limpieza he encontrado un recorte de prensa calculo que de finales de los años 90 con una carta al director que reproduzco:
"Queremos manifestar nuestro malestar y poner en conocimiento de nuestros paisanos/as, así como de cualquier persona sensible a la conservación de nuestras tradiciones, la indignación que nos produce el derribo de la cabaña de Quico, en Palombera.
Apenas hace un mes que nos fuimos de excursión desde Hozcava a Los Tojos. Como tantas otras veces, el punto de encuentro con los amigos fue en la Braña de Julastra, a la vista de la cabaña de Quico. Es, era, el lugar tan familiar que nos daba la bienvenida al monte; el que nos hace evocar aquellas noches estrelladas y días de niebla en los que el olor al humo nos guiaba hasta el mismo portal de la cabaña -donde se amontonaban la leña, las aijadas y cachavas, las albarcas y botas-, antesala de la hospitalidad compartida con generosidad en aquel diminuto espacio, de intercambios de charla y bota de vino al amor de la lumbre.
Es, era, una cabaña típica de pastores con su jergón, banco y trébede encima de las brasas, resguardando todo ello por cuatro paredes y un techo de terrones. Es, era, una cabaña de pastores como las que aún quedan en Gustandrán, Ocejo o los Cantos de la Borrica, esta última más actualizada pero que sigue siendo nexo de unión entre culturas y gentes. Esperamos que no corran la misma suerte que aquella bonita cabaña que había en Palombera y que durante años sirvió de cobijo a Quico, pastor de San Vicente del Monte. Una vez más algún cretino -que probablemente nunca haya apreciado lo que significa el calor de unas brasas, de una charla con el pastor, de las cuatro piedras y un techo de céspedes que te protegen de la niebla, del viento y de la lluvia- ha dado el permiso para que en una finca privada como es la de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, entren las palas para con sus cazos destruir una parte de nuestro patrimonio. Una vez más algún cretino ha puesto una excavadora en el lugar que ocupaba esa pequeña cabaña, despreciando su conexión con nuestro pasado, destruyendo esta herencia que nos permitió conocer y amar el monte y sus pobladores, el berrar de los ciervos, el sonido de los campanos y las historias de los antepasados en los labios de un viejo y sabio pastor. En el lugar que ocupaba, ya que al parecer no había más sitio, dicen que van a construir otra más grande y más moderna, posiblemente con mucho hormigón y rejas, quizá hasta con su caminito para no ensuciarse las botas. ¿Quién la diseñará? ¿Saiz de Oiza, Moneo?"
La carta está firmada por Lourdes Gutiérrez Oses.
"Queremos manifestar nuestro malestar y poner en conocimiento de nuestros paisanos/as, así como de cualquier persona sensible a la conservación de nuestras tradiciones, la indignación que nos produce el derribo de la cabaña de Quico, en Palombera.
Apenas hace un mes que nos fuimos de excursión desde Hozcava a Los Tojos. Como tantas otras veces, el punto de encuentro con los amigos fue en la Braña de Julastra, a la vista de la cabaña de Quico. Es, era, el lugar tan familiar que nos daba la bienvenida al monte; el que nos hace evocar aquellas noches estrelladas y días de niebla en los que el olor al humo nos guiaba hasta el mismo portal de la cabaña -donde se amontonaban la leña, las aijadas y cachavas, las albarcas y botas-, antesala de la hospitalidad compartida con generosidad en aquel diminuto espacio, de intercambios de charla y bota de vino al amor de la lumbre.
Es, era, una cabaña típica de pastores con su jergón, banco y trébede encima de las brasas, resguardando todo ello por cuatro paredes y un techo de terrones. Es, era, una cabaña de pastores como las que aún quedan en Gustandrán, Ocejo o los Cantos de la Borrica, esta última más actualizada pero que sigue siendo nexo de unión entre culturas y gentes. Esperamos que no corran la misma suerte que aquella bonita cabaña que había en Palombera y que durante años sirvió de cobijo a Quico, pastor de San Vicente del Monte. Una vez más algún cretino -que probablemente nunca haya apreciado lo que significa el calor de unas brasas, de una charla con el pastor, de las cuatro piedras y un techo de céspedes que te protegen de la niebla, del viento y de la lluvia- ha dado el permiso para que en una finca privada como es la de la Mancomunidad Campoo-Cabuérniga, entren las palas para con sus cazos destruir una parte de nuestro patrimonio. Una vez más algún cretino ha puesto una excavadora en el lugar que ocupaba esa pequeña cabaña, despreciando su conexión con nuestro pasado, destruyendo esta herencia que nos permitió conocer y amar el monte y sus pobladores, el berrar de los ciervos, el sonido de los campanos y las historias de los antepasados en los labios de un viejo y sabio pastor. En el lugar que ocupaba, ya que al parecer no había más sitio, dicen que van a construir otra más grande y más moderna, posiblemente con mucho hormigón y rejas, quizá hasta con su caminito para no ensuciarse las botas. ¿Quién la diseñará? ¿Saiz de Oiza, Moneo?"
La carta está firmada por Lourdes Gutiérrez Oses.