lunes, 30 de marzo de 2020

Cada día, todos los días



Fuimos muchos los que estuvimos donde teníamos que estar.

Muchos los que aquel día nos levantamos temprano, los que hicimos la casa, revisamos el correo del trabajo por si acaso, nos duchamos y salimos a la calle, los que llamamos a nuestras amistades, a nuestra familia, muchos los que nos sumamos a la manifestación, los que estábamos al lado de los que estaban a nuestro lado, muchos a los que saludamos, muchos los que festejamos, los que hicimos la cena al llegar a casa y vimos un poco la tele, nada, y nos marchamos a la cama a amarnos y a esperar el nuevo día.

Que no nos digan ahora que hicimos una sola cosa aquel día y mala.

Estuvimos donde había que estar.

Y aquel día, el 8 de marzo, nos sirvió para aprender todo lo que ahora, cada día, todos los días, estamos poniendo en práctica.

"Bellum Cantabricum", recomendación

He leído la novela Bellum Cantabricum (Edhasa, 2020) de José Manuel Aparicio, aquí, en el Kindle, el primero que leo en este dispositivo, y puedo decir que es un buen libro de entretenimiento, lo recomiendo. Es una pena que haya coincidido su publicación con el confinamiento. Siempre nos quedarán las opciones digitales.

domingo, 29 de marzo de 2020

"Pinos" cuadrados y redondos y dudas sobre la filiación de estos elementos

En Cantabria no se clava, se ensambla, por ejemplo aquí (punto 1), aquí o aquí. Lo mismo en otras tradiciones, como la japonesa, aquí.

Y si fuera necesario se utilizan pinos o tacos de madera. También existen pinas, por ejemplo aquí, con la consabida diferencia a favor del femenino que marca el género. Lo que no sé y agradecería que algún arquitecto aclarara es si los pinos pertenecen a la lógica del ensamblaje o si son sustitutos de los clavos, es decir, si se les puede considerar parte del ensamblaje o si son sin más clavos hechos de madera. Yo creo que la buena es la primera opción.

Los pinos pueden ser cuadrados o redondos. Un carpintero del Hospital Valdecilla me explicó que para quien tenga a mano no recuerdo si me dijo un escoplo el más sencillo de obtener es el pinu cuadrado. Pese a ello, yo creo que los más frecuentes en Cantabria son los redondos.

Pongo fotos. Los pinos cuadrados vienen de una casa de Valle de Cabuérniga que estaban vaciando para "rehabilitar" y cuyo propietario, por cierto, me explicó con una claridad meridiana la lógica del cuadru. Los redondos proceden de una casa purriega con inscripción del s. XVIII en ruinas, aquí.

viernes, 27 de marzo de 2020

Acopio de contenidos digitales generados por la ciudadanía en relación con el COVID-19

Hacía falta que desde la BNE recopilaran todos los contenidos digitales que está generando la ciudadanía organizada y no organizada en relación con el COVID-19: desde memes a grabaciones caseras pasando por campañas, llamamientos, etc. Estoy por asegurar que lo están haciendo.

En Cantabria también tendría que estar haciéndose: la grabación de corzos en el entorno de la Casa de Juntas de Puente San Miguel, todo un símbolo, los homenajes a los sanitarios a pie de Urgencias, el material que está haciendo circular la Red Cántabra de Apoyo Mutuo, el proyecto Apocaelipsis de La Vorágine, los anuncios de cancelación de actividades del Asubiu en tiempo oportuno, las peticiones de ayuda para hacer buzos de polipropileno para el Hospital de Sierrallana, los vecinos de Silió jorricando los campanos a las 20 h., vecinos cantando "Santander la marinera" desde sus balcones, etc.

No es comparable, es otra dimensión, pero por favor que no pase como con el 15M, que apenas queda documentación de todo aquello habiendo sido Cantabria punta de lanza.

jueves, 26 de marzo de 2020

Solar del Dr. López Albo

Entradas más atrás, concretamente aquí, puse fotos del jardín de la casa del Dr. López Albo en Laredo, a un paso de Colindres, el pueblo de su familia.

El Dr. López Albo es el que levantó la Casa de Salud Valdecilla, actual Hospital Valdecilla. Ni una calle tiene en Santander. Se pidió cambiar la actual Calle Camilo Alonso Vega, principal responsable de los campos de concentración franquistas, por Avd. Dr. López Albo, y se pidió desde Gerencia del Hospital Valdecilla a la alcaldesa, que no se dignó ni en acusar recibo. Gracias, Gema Igual.

La casa la han tirado y el jardín lo han arrasado. Gracias, Pablo Zuloaga.

Pongo fotos.



Vergüenza.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Mientras, en Portugal

"En Pampilhosa los residentes se han multiplicado por seis, casi como en los veranos. La psicóloga de la zona dice que son bienvenidos siempre que guarden las reglas, que se queden en su casa y no vayan a saludar a los abuelos hasta 14 días después de su llegada." En artículo publicado aquí.

Esto antes de prohibirse la libre circulación. Comparad con Cantabria, donde se ha culpado de todo a la gente que venía a sus casas, fueran segundas o primeras residencias, tratando de salvar sus vidas, siendo recibidos poco menos que como criminales. Así en Lamadrid, en Peñarrubia, etc. Ahora ya no puede uno moverse y me parece bien. Pero cuando se podía bastaba con cumplir las normas. No era necesario ni por supuesto justo buscar culpables. La sociedad cántabra en este punto, sobre todo la rural, se ha portado con una mezquindad que espero no le pase factura a futuro.

Amor Fantasma - Repion (Videoclip)



Muchos de nuestros sitios vistos con música, además buena música, así que mejor imposible.

martes, 24 de marzo de 2020

El otro antídoto

Es morrocotudo, el alcalde de uno de nuestros valles altos, sumido en la miseria, el valle, él, el alcalde, un negociante del PSOE, no os preocupéis que de pobre nada, diciendo que va a proteger su castillo, su valle del peligro, el peligro que es cada vez otro, el otro, nunca él.

Esta crisis provocada por el COVID-19 también nos está sacando lo peor de dentro. El enclaustramiento, la coartada, el aval para trazar líneas rojas. Casualmente nosotros, los que detentamos el poder que confiere la tiza de color, quedaremos dentro. Fuera el pobre, el débil, el enfermo, el desposeído, la amenaza.

El alcalde del valle miserable no está solo. Cunden por doquier. Los miserables.

Para esto ya hay antídoto. Hay que vacunarse desde pequeños.

lunes, 23 de marzo de 2020

Pantallas protectoras



La petición viene de parte de Urgencias HUMV y la vehicula la Red Cántabra de Apoyo Mutuo.

La Cambera, "camberón"

La familia de Raquel es de Lamiña y la mía de Sopeña de Cabuérniga. Son dos pueblos vecinos. El primero se emplaza a media ladera, probablemente controlando el paso alto, y el segundo en el fondo de valle, controlando el paso por el llano. Ambos están conectados por La Cambera. Es un camino precioso, de los más bonitos que conozco. Pero se está perdiendo.

Desde Sopeña se llega desde un puente colgante, La Pontaya, que primero se dejó arruinar y luego se llevó el río.



Y desde Lamiña un vecino ha echado un camión de tierra en el arranque del camino para que nadie lo pueda utilizar.



Subimos Raquel y yo a Lamiña para documentar el camino que nos une. El resultado tenemos previsto que de cuerpo a un proyecto aparte.

Dado que en la actualidad no hay accesos, cuesta encontrarlo. Tuvimos que meternos por una plantación de eucaliptos y luego recorrer un trecho monte a través. Finalmente encontramos el camino y saltamos dentro. Digo que saltamos dentro y es literal porque en su mayor parte este camino está rehundido en el terreno.



La siguiente foto está tomada de pie desde dentro hacia el perfil de la ladera del monte, para apreciar la profundidad del camino, que alcanza los dos metros fácil si no más.



Este tipo de camino recibe el nombre de camberón, palabra que deriva de cambera, que a su vez deriva de camba, la pieza curva de las ruedas macizas del carro chillón o del país, que debe su nombre a que ruedas y eje giran solidariamente, provocando un chirrido que dicen que espanta al lobo. La palabra camba es céltica y significa "curvo".

Los camberones resultan de la negociación entre ser humano y naturaleza: la lluvia ahonda el camino, que es acondicionado por el ser humano.



La rehabilitación de este tipo de caminos requiere de un conocimiento especializado. No se puede llegar y echar una capa de hormigón o de asfalto, lógicamente. ¿Y a qué esperamos, a que alguien venga de fuera a solucionarnos la papeleta o a qué?

Desde el momento que se pueda habrá que dotarse de profesionales especializados en restauración de patrimonio cántabro: desde techado pasiego (no más pizarra) a murios cabuérnigos (no más paredes cementadas) pasando por encacháu de vías (no más pizarra pegada con supergen) o camberones como éste.

Nuestra diversidad, nuestra especificidad no es un problema, al contrario, es riqueza y lo es en todos los órdenes. Lo único nos hace únicos.

Puede que nuestra realidad compleja sea un problema para el mal gestor, el que prefiere que nada sobresalga, el que prefiere taparlo todo para que nada se vea, pero perdonad, ya no nos podemos permitir más malos gestores. Me parece que hasta aquí hemos llegado. Desde el momento que se pueda, sí, habrá que tomar medidas.

domingo, 22 de marzo de 2020

Puño en alto



Fue hace un siglo, de cuando nuestro mundo rural se movilizó reclamando precios justos para la leche.

Muchos paisanos saludaron la llegada de los tractores a Santander puño en alto.

Pudiera tratarse de gente de izquierdas, pero no creo, no, al menos, en todos los casos.

Más parece un gesto tradicional que transmite fuerza además de cumplir la función básica de saludo.

De estar en lo cierto, es decir, de tratarse de un gesto tradicional, ¿estará tomado del movimiento obrero o, por el contrario, será éste, al movimiento obrero me refiero, el que lo ha tomado del pueblo, de la tradición popular?

Parece que el gesto se generalizó, si no es que se vinculó plenamente al movimiento obrero, durante la Guerra Civil Española. ¿Por qué no en el Frente Norte? Si fuera así estaríamos hablando de un gesto tradicional cántabro que el movimiento obrero hizo suyo durante la guerra, internacionalizándolo. En Cantabria conservaríamos la raíz popular de tal gesto.

No sé si es así o no. Pero me da igual. No olvidaré cuando siendo chaval iba a algún examen y al salir de casa y pasar por debajo del balcón mi madre no faltaba puño en alto dándome fuerzas.

viernes, 20 de marzo de 2020

Cómo hacer mascarillas - Santanderina



Campaña de Textil Santanderina para vecinos del entorno de Cabezón de la Sal, aquí.

Red Cántabra de Apoyo Mutuo, nº de cuenta

ES21 1491 0001 28 3000095797 (Triodos Bank)

Red Cántabra de Apoyo Mutuo



Una de las mejores iniciativas que se han puesto en marcha últimamente, de largo.

Yo no soy quién para dar marchamo a nada ni a nadie, pero podéis estar seguros que no hay gente más legal que ésta; son plenamente confiables.

jueves, 19 de marzo de 2020

Colaboración

No todo tiene que ser ocio.

Por favor, quien pueda hacer algo en el tiempo que le quede libre, sea en el orden que sea, que lo haga.

Pretender enterrar el problema de despoblamiento rural bajo capas de cemento no soluciona el problema, al contrario, lo agrava

Hay un problema de despoblamiento rural cierto.

Los políticos se ponen manos a la obra.

Se crea una mesa contra el despoblamiento rural.

La mesa en lugar de estudiar potencialidades y aprovecharlas, aprueba una nueva ley del cemento para taparlo todo.

Los políticos se felicitan y se levantan de la mesa.

Las constructoras se felicitan e invitan a los políticos a sentarse a su mesa.

El problema de despoblamiento rural se agrava.

miércoles, 18 de marzo de 2020

De peleas y actitudes (no sé si tradicionales o mejor decir acientíficas) frente a la enfermedad que nos aproximan a los ingleses

El fenómeno hooligan inglés a mí me parece que hunde sus raíces en la tradición y que ésta empalma con la nuestra, la de las batallas campales que a veces se producían en días festivos. Es un fenómeno a estudiar entre nosotros. No solo era por cuestión de mujeres, como a veces se ha explicado. En la novela En busca de la vida de José Rogerio Sánchez, del primer cuarto del s. XX, se describe el ambiente previo a un encontronazo entre los mozos de un pueblo de la costa central cántabra y los mineros, por ejemplo. En El sabor de la tierruca de Pereda se describe una pelea o engarra.

El palu pintu es su símbolo.

Pongo a continuación texto que describe la pelea que se produjo en la bolera de Valle cuando los vecinos de Sopeña que venían de celebrar la inauguración de la nueva fuente de Jongaya coincidieron con los de Valle que estaban celebrando la romería de San Juan en la citada bolera.

"Era imponente. En conjunto se veía un pelotón de veinte o treinta personas, un grupo compacto apiñado, que oscilaba sin cesar e iba de un extremo a otro de la bolera. Escuchábanse gritos, ayes, interjecciones, el ruido de los golpes, el que producían las rasgaduras de vestidos (...)

Duraba la lucha unos cuantos minutos y era cada vez más encarnizada, cuando a un chiquillo se le ocurrió ir en busca de la guardia civil.

Y entonces fue cuestión de instantes acabarse la pelea. Asoman cuatro hombres por una de las callejas que desembocan en la bolera, llegan a ésta, desenvainan los sables que brillan un momento en el aire como exhalación en noche de tempestad, y una lluvia de golpes descarga sobre los combatientes. Quédanse estos, al principio, suspensos, vocea uno, y repiten los demás ¡los ceviles!, y la bolera queda un segundo después sin un alma, como por arte de encantamiento".

Es un fragmento tomado del capítulo "Una fiesta y una engarra" del libro Pos vereis (1899) del escritor cabuérnigo Delfín Fernández y González, padrino de Manuel Llano.

Es algo que nos une a los ingleses, esta violencia colectiva. No es lo único que nos une a ellos:

Estando mis dos tías de mayor edad con sarampión mi abuela aprovechó para meter a la tercera en la cama con ellas, para que también lo cogiera. Pero no lo cogió, salió limpia, como ella misma cuenta. Esta actitud ante la enfermedad me recuerda a la primera respuesta dada por el gobierno inglés para afrontar la pandemima: que todos se infecten cuanto antes para..., no sé para qué, la verdad, no creo siquiera que haya razón que explique tal decisión, pero aquí dejo el apunte simplemente porque creo que forma parte de una base cultural que parecemos compartir aunque nosotros por fortuna la hayamos superado.

Álvaro Cunqueiro, recomendación



Ya solo en estos libros de Cunqueiro, en el mismo epicentro de nuestro mundo por no llamarlo corazón y así evitar caer en ñoñerías, se puede echar la vida entera.

Sabed que hay librerías de guardia a las que recurrir, también en Cantabria.

martes, 17 de marzo de 2020

Palos, helechos, Plinio el Viejo

Entradas más atrás, concretamente aquí, puse fotos de una vara de avellano encontrada en la lera de Sopeña de Cabuérniga, El Lerón que llaman, espacio que está siendo sometido a un intenso proceso de privatización que conlleva la eliminación de helechales, argumales, etc. Puse las fotos porque me gustó el patrón de la talla, muy sencillo pero interesante, mucho, emparentado con el de los palos pintos.

A las fotos las acompañé de un par de párrafos tomados de una novela de los años ochenta que transcurre en el oriente asturiano, La Navaja de Héctor Vázquez Azpiri, en uno de los cuales el protagonista, uno de ellos, entra en escena descabezando las bardas a golpes secos dados con una delgada vara de avellano tallada como la de la foto.

Lo hice porque me pareció que el palu mío y el descrito en la novela eran de la misma familia. Me refiero a su apariencia física.

Pero Apa va más allá. En comentario a la entrada en cuestión dice: "Para erradicar arbustos y plantas no deseadas en las fincas, hay que las escogollar con una vara de avellano delgada. Cada planta tiene sus fechas y sus lunas y sí, es muy eficiente."

Mi abuela bastiana decía cocoya (en clara relación etimológica con escogollar) para referirse a lo más alto, la cima, la cumbre. Para varazo decía llambriazu, aunque no es de varazos exactamente de lo que estamos hablando, solo aprovecho las circunstancias para rescatar esta palabra tan bonita que supongo esté relacionada con llambria, "piedra lisa e inclinada".

Es probable, entonces, que el palu de las fotos y el descrito en la novela no solo se parezcan físicamente sino que también tengan una función parecida, es decir, que el palu de las fotos fuera utilizado en su día para "limpiar" de helechos la lera, o al menos intentarlo.

Y para terminar pongo fragmento de la Historia Natural de Plinio el Viejo (primera mitad del s. I) que os va a sorprender:

"El helecho muere al cabo de dos años si no le permites echar hojas. Lo más efectivo para que esto ocurra es golpear con un bastón las ramas cuando la planta está echando los brotes, pues el jugo que sale de ella misma mata las raíces."

Es una cita que he conocido gracias al fantástico libro titulado La memoria del paisaje: Pasado y futuro de un patrimonio común (Libros del Jata, 2016) de Ignacio Abella.

Es un palu, en definitiva, con al menos dos mil años (entended la metáfora). Efectivamente, tuvo que ser cortado en buena luna.

Aclaración

Raquel está en casa y yo voy del trabajo a casa y de casa al trabajo.

Las fotos que no correspondan a lo que vemos desde casa o de camino al trabajo son fotos recuperadas.

domingo, 15 de marzo de 2020

"Palu", talla, patrón

"El Comandante cogió luego la rama otra vez y se entretuvo en hacerle unos canalillos trazados a cortes de navaja. Los canalillos se entrecruzaban y hacían un dibujo muy bonito, como una red con la corteza oscura y la vara pelada del todo por arriba, donde quedaría el mango del bastón."

"Yo y mi primo encontramos al Comandante en la calleja un poco antes de llegar al Pozón. Iba dando golpes a los matos con una vara delgadina y cortaba en seco las puntas de los bardiales. Yo me fijé en que la vara delgadina del Comandante estaba llena de dibujos grabados con la navaja, igual que los del bastón que me había hecho, y que me lo había quitado un chaval mayor en la cola de donde el Comité."

Héctor Vázquez Azpiri, escritor asturiano, en La navaja, estupenda y poco conocida novela de 1980 sobre los últimos días republicanos en el oriente asturiano narrados desde el punto de vista de un niño cuyo padre está huido. La primera cita es de la página 104 y la segunda de la 132.

El palu de la foto lo encontramos en la lera hace muchísimos años. Debe estar cortado en buena luna. Me llega a la altura de la cadera, un poco más, lo justo para llevar el brazo cómodamente flexionado.

¡Casa!

Mi tía emigró a Francia, primero París y luego Toulouse o no sé si al revés, a servir. Al morir Franco marchó a Madrid donde vivió hasta que se despidió del parvulario en el que trabajaba y de su círculo de amistades para cuidar de mi abuela en Santander, donde también tiene casa, además de en Madrid, y en Cabuérniga igual, la casa familiar, donde falleció mi abuela. La última vez, y no sé si estoy suplantando mi memoria por alguna foto, estaba en el portal con un gorro azul de tela porque no le gustaba que le diera el sol, mi abuela, no lo decía porque no podía pero lo sabíamos. La higuera de la huerta frondosa, metiéndose las ramas por entre los tornos del balcón y el manzano velando, aquí. Al fallecer todo el pueblo estuvo con nosotros el día entero con su noche, mi madre y mis tías preparando comida que nadie probó, apenas mistela con galletas. Vecinos y familiares llevaron el féretro a hombros desde la iglesia al cementerio.

Mi tía no sabe dónde está su casa.

Yo viví en la suya de Madrid. Es una cooperativa, árboles altos y mirlos, miruellos cuando sentía que se dirigían a mí y saludaba, cada vez lo hacía menos, malo, la tierra de los parques se iba poniendo dura: cuando empezó a irme bien me vine. En Santander he vivido en seis casas. La alcaldesa decía que los vecinos de un barrio no estaban legitimados para protestar sobre lo que pasaba en otro, era la época de la vecinitis que ella decía, por ejemplo aquí, y yo me preguntaba si acaso tenía barrio, yo. Soy hijo de maestro. Yo soy de Colindres, donde viví mi infancia. De Cabuérniga, tengo sangre del valle y también sus recuerdos. Llegué a sentirme madrileño. También soy santanderino. Y de Lisboa casi no regreso. Lo decidí un día de mucho calor, ya se habían ido todos los míos, cogí un taxi a la estación y el tren ese mismo día. De haberme quedado, ¿de dónde sería?

Me llevo muy bien con mi tía. Nos parecemos.

Quien sea de Santander pero viva en Madrid, ¿cuál es su casa? ¿Cuál la de quien sea de Argoños pero viva en Santander? Quien sea de Torrelavega pero viva en Solares, en Santander pero de Iguña, en Sarón pero de Santander, ¿dónde está su casa?

¿Lo puedo decidir yo por él? ¿Siquiera sabe él mismo dónde está? Y si creyera saberlo, ¿quién soy yo para contradecirle? ¿Y tú?

Quédense en sus casas, nos conminan las autoridades sanitarias. Y efectivamente, la gente hace caso y se va a sus casas. ¿Quién soy yo, quién es nadie para decidir cuál es la casa que uno quiere que sea la suya?

Seguridad, confortabilidad, cercanía, oportunidad, sentimentalismo...

No podemos echar la culpa del coronavirus en Comillas o Suances a los papardos. La culpa la tiene el virus, nadie más. Que se de cancha a términos potencialmente xenófobos como papardu es lo que tiene, que queda demasiado a mano y es fácil recurrir a él cuando la situación se complica. Son ganzúas. Abren sin que nos demos cuenta lo peor que llevamos dentro. Es un término peligroso, lo mismo que otros, como el cabuérnigo gajucu, que si no lo redefinimos nosotros que podemos (y debemos) tendremos que acabar retirándolo de circulación.

Bienvenidos los que sean de aquí y vuelvan, bienvenidos los que sean de fuera y vengan, cualquiera que sea la que ellos consideren su casa.

"Sin novedad en el frente", fragmento

"Para mí el frente es un siniestro remolino. Cuando todavía estamos lejos de su centro, en aguas tranquilas, sentimos ya la fuerza de absorción que tira de nosotros, lentamente, inevitablemente, sin que podamos ofrecerle demasiada resistencia.

Sin embargo, de la tierra y del aire fluyen hacia nosotros fuerzas de defensa; sobre todo de la tierra. Para nadie la tierra es tan significativa como para el soldado. Cuando se aprieta contra ella, largo rato, con violencia; cuando hunde en ella el rostro y los miembros sintiendo pavor frente al fuego, entonces la tierra es su único amigo, su hermano, su madre; el soldado gime su terror y sus gritos en su silencio y su recogimiento; la tierra lo recibe y lo manda de nuevo a diez segundos de carrera y de vida, y luego lo recibe de nuevo, quizá para siempre."

Remarque: Sin novedad en el frente, cuya primera edición es de 1929.

viernes, 13 de marzo de 2020

Responsabilidad

La Vorágine de Santander dice que va a seguir abierta, y bien, nadie pide lo contrario, por ahora, pero también que no va a cancelar los actos que tiene programados, se supone que con intención de reunir a cuanta más gente mejor, pues no en balde es un negocio, con su toque, pero un negocio. Me he quedado estupefacto.

Me he quedado estupefacto porque las razones que esgrimen, no sé qué de un simulacro malévolo promovido por no sé quién, están absolutamente fuera de lugar. La crítica ahora tendría que ir dirigida precisamente a quienes, haciendo caso omiso de los llamamientos a la responsabilidad civil, van a celebrar semanasantas, morosycristianos y también presentaciones de, por ejemplo, libros sobre el cuidado del común poniendo en un riesgo que puede ser fatal a las personas bienintencionadas que acudan, inocentes.

Si Sanidad enciende las alarmas hay que hacer caso. Luego ya si queréis discutís sobre por qué la Sanidad Pública se va a ver muy comprometida a la hora de hacer frente a una oleada de pacientes infectados, pero ahora no es el momento o al menos no es momento de hacerlo congregando a mucha gente en un espacio cerrado. Ahora lo que toca es hacer caso a las autoridades sanitarias.

Por favor, cancelad los actos.

Y si no, gente, por favor, no acudáis a los actos que programen, tampoco a los que programe ninguna otra entidad en las próximas dos semanas.

"El Miruellu" de Raúl Molleda

"Tantu cumu me asela uír cantar al Miruellu me asela tamién saber que en caa estación allegará tamién el tiempu de caa cosa."

En "El Miruellu" de Raúl Molleda, aquí.

jueves, 12 de marzo de 2020

Ispichi pal Nobel de Dylan, fragmentu

"Cuandu Odiseo ena Odisea visita al emponderáu guerreru Aquiles nel inframundu -Aquiles, que trucó una larga vida comblaa de paz y aligría por una curtia comblaa d´honor y gloria- li diz a Odiseo que tóu juéi un error. Murí abora, eso es tóu. No bía honor. Denguna enmortalidá. Y si juera pa ello, escogiría tornar y ser esclavu humildi dun arrendatariu ena tierra en tal de ser lu que es -un rei ena tierra de los muertos-; que cualisquiera que juerin los sús aluchis ena vida eran prefiriblis a estar aquí nesti lugar muertu."

Bob Dylan nel sú ispichi pal Premiu Nobel.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Posiciones



Ésta es una foto que me quedó pendiente.

Está hecha en La Magdalena, cuando reprodujimos la foto de los prisioneros del campo de concentración franquista formando en Las Caballerizas.

Las cruces están marcando las posiciones de las personas que sirvieron de guía para las columnas de voluntarios, guías cuyos nombres aparecen escritos en el esparadrapo.

martes, 10 de marzo de 2020

"Pa la libertá" de Miguel Hernández, fragmentu

"Armuellarán alaas de savia ensin tardíu,
reliquias del mí cuerpu qu´esmuzo en caa hiría;
porque ero cumo l´árbul tumbáu que armuello:
entá teno la vida."

De Pa la libertá de Miguel Hernández

lunes, 9 de marzo de 2020

Toro, vacas y hombres, representación, fotografía

Toro:



Vacas y hombres:



Vacas:



En Badajoz.

Relacionado, aquí y aquí.

La Guerra



Por baju´ la pontaya encarnaa que conduz de Nueva Montaña al aeropuertu.

viernes, 6 de marzo de 2020

Apuesta ganadora

Desarrolladores, apostad por las plataformas de formación online.

Hilera de Tresabuela (Polaciones)



Detalle del zócalo sobre el que se asienta la hilera para salvar el desnivel del terreno: