viernes, 12 de agosto de 2016

Cornelio, el pueblo de Ongayo y la fuente Jongaya

Sabido es que los cántabros de la transición acompañaban su nombre con un gentilicio (indicación de tribu) que presentaba el genitivo en plural celta /-um/, tipo Cornelio Aunigainum. El ejemplo es real, concretamente está tomado de la estela del Dobra, año 399.

Esta forma de darse nombre, el propio más gentilicio, refleja un tipo de sociedad tribal ajena a la romana. Esa historieta de que los romanos pusieron fin a todo, que acabaron con todos, es éso, una historieta. Es probable que tal organización tribal tenga reflejo en nuestra arquitectura, por ejemplo en las casas aparentemente colectivas de Terán o Lamiña, así como en el uso de motes asociados a familias extensas en La Montaña, caso de los tilvinos o los maconos de Sopeña de Cabuérniga.

Uno de los topónimos al que estoy dando vueltas desde hace al menos una década es Jongaya. Probablemente nunca lo haya hecho suficientemente en serio y por eso no lo haya desvelado todavía, o simplemente sea porque es opaco, porque no tiene solución. O yo, que no soy capaz.

Jongaya es una fuente de Sopeña, Cabuérniga. Le sirvió a Manuel Llano para uno de sus motes (no sé si decir heterónimo): "el sarruján de Jongaya". La fuente está contra La Cruz. Un vecino dice que en la vertical hay restos de construcciones. Él asegura que es un castro, pero no sé, no he llegado a subir, y aunque lo haga, no creo que lo llegara a reconocer, caso de existir. De hecho una vez nos perdimos mis amigos del instituto y yo en Pico Obios y yo, particularmente (lo aclaro porque si alguno me lee no va a acordarse), vi entre los árboles, además de los fosos en paralelo que vimos todos, un conjunto de restos de construcciones circulares impresionante, que no supe reconocer: antes bellares (para apartar los bellos de sus madres), pensé, que un castro, quiero creer todavía hoy. Pero no lo sé.

Es probable que estos restos encima de la actual fuente sean los de la antigua. La actual, al pie de la carretera, no tiene más de ciento veinte o ciento cincuenta años.

Volviendo al Cornelio de la estela del Dobra, su nombre viene acompañado de la palabra latina vicanus, lo que revela la existencia de un vicus, de un lugar denominado como la gentilidad o tribu de Cornelio: Aunigainum, que muchos identifican con el actual Ongayo o Ungayu. Este pueblo pudiera ser, pues, fruto del asentamiento de una tribu cántabra en época tardorromana, del que tomaría su nombre. Sus miembros estaban en origen unidos entre sí por vínculos de sangre, que no sé si era real o imaginada, simbólica (lobetos, "lobeznos" en castellano, por ejemplo, es el apodo de los vecinos de Viaña, en Cabuérniga). No lo conozco. Me gustaría ver sus barrios, sus casas.

Se me ocurre con este genitivo en mente que Jongaya bien pudiera ser un híbrido romance / prerromano compuesto por dos partes: la primera emparenta claramente con el latín FONS, FONTIS, y, por su parte, /-gaya/ podría remitir a una partícula, no sé cuál, que indicara algo así como "el lugar al que pertenece algo". En suma, Jongaya podría ser un topónimo equivalente al cercano Ontoria (la misma partícula romance primera más, en este caso, un sufijo también romance, /-oria/, que se repite en miraoriu, castraoriu, posaoriu, etc., emparentado con el gallego /-oiro/), es decir, un lugar donde mana agua, un hontanar.

Jongaya resultaría de la suma de una palabra romance, montañesa, y de una palabra prerromana, cántabra. Pertenecería a un momento de transición: de una lengua a otra, un momento probablemente breve, de pocos siglos, de convivencia. La prerromana acabaría desapareciendo, a diferencia de en País Vasco (por cierto, Vizcaya, lo mismo que Andorra, significan lo mismo, en sus lenguas respectivas, que Cantabria) no sin testigos: argayu es una palabra todavía hoy en uso, lo mismo que cántabru, que significa, precisamente, montañés. Dos lenguas, cántabro y montañés, prerromana y romance, habladas por los mismos, cántabros y montañeses, pero en situaciones diferentes: tribus seminómadas circulando por el valle, unos, que se asientan a media ladera, otros o, mejor, los mismos siendo otros, que acabamos siendo nosotros.

Tengo ganas de ir a Ongayo.

4 comentarios:

Serrón dijo...

Tras dar muchas vueltas y recibir distintas sugerencias, "Jongaya" quizá no sea más que la fuente del haya, tipo "Selaya", el sel del haya.

Serrón dijo...

No, es más probable que sea "la fuente prominente o situada en una roca prominente".

Serrón dijo...

Cuidado:
http://elrobledaldetodos.blogspot.com/2020/07/ongayo-ungayu-propuesta-etimologica.html

Serrón dijo...

Sobre esta raíz algunos opinan que pudo haberse formado *KALIO ‘piedra’, presente en cél tico CAIO- ‘muralla’ (TLG), quizá responsable del ast. gayu ‘saliente rocoso’, hoy de uso frecuente en Valdés, y que vive en el topónimo lluanquín de El Gayo o La Punta’l Gayo.

Entrada gayu de: Toponimia Asturiana de X Ll García Arias.

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