domingo, 10 de febrero de 2013

Retorno

Vengo impregnado de humo. Las cenizas quedaron atrás, en Cabuérniga. Vengo sin hambre. Estuve comiendo en la posada El Puente de Carmona hasta el sofoco. Llego a Santander y me lanzo a tomar un café. Estoy tomando estas notas en el bar El Rincón, el mítico bar donde recalaba mi abuelo Nardo. Donde lo hacían todos los cabuérnigos cuando venían a Santander. Lo encontré por casualidad, dando vueltas hoy domingo. Lo han reabierto. Está Chayanne en los altavoces. Mucha luz, todo blanco, espejos y pinchos a un euro, lo mismo que cuesta el café.

Güelito:

Soy tu periscopio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si esas paredes hablaran... Se puede decir que fué durante muchísimos años la sede de toda la comarca Saja-Nansa.

Apa.

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