Y, por otra parte, la libertad de cada hombre, la libertad que no es de todos sino de uno contra todos, ¿hasta qué punto puede interesarnos? Yo temo que Dominico, salvándose solo, se pierda solo, y que a aquel a quien le pasa inadvertido el sentido religioso de la vida asociada, le pasará inadvertido, también, lo mejor de la vida individual, del hombre mismo, que no es persona si no arregla las cuentas con las demás personas, que no es plenamente hombre si no acepta a los demás hombres."
De "Dominico", dentro de La Mariposa del Café de la Plaza (Librería Editorial Argos, 1976) de Eugenio Montale, pp. 93 y 94.
No hay comentarios:
Publicar un comentario