domingo, 17 de agosto de 2025

Triángulo

Paramos porque vimos un triángulo a la venta:

Pedimos permiso y lo pusimos en el suelo:


El señor que lo vendía nos dijo que de niños se tiraban por la Rampla de Sotileza y por la Cuesta del Hospital, de donde era él, y que en la C/ Cuesta les reñían porque había terrazas (cuatro, y la discoteca Belle Époque, donde iban las mujeres más guapas) y molestaban a los clientes con el ruido. Los suyos tenían rodamientos, no ruedas.

Su padre que era carpintero le hacía espadas de madera pero se las robaban. También iban a pescar al muelle, él con aparejo y quien tenía caña pues con caña. Iban a momas, fanecas y (otro pez cuyo nombre no recuerdo). Aprendió a nadar donde la grúa de piedra. Estaba mirando como se tiraban otros y le tiraron a él. Tuvo que salir como pudo por "la rampla de las lanchas". Es así como se aprende, aseguró.

Donde termina la Cuesta del Hospital se ponía un señor con cuatro tablas a vender periódicos. Luego ya pusieron un quiosco. Eran otros tiempos. Los bancos tenían mostrador y manejaban dinero. Era fácil darles el palo.

Le regalaron un diente de tiburón engastado en plata y una cadena. El diente se le pudrió y se quedó solo con la cadena de plata puesta.

Nos ofreció dos sillas de jardín oxidadas a las que apenas les quedaba donde sentarse que tenía para achatarrar, muy baratas. No las compramos. También pomos de puertas.

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