Paramos en Ontaneda a comprar una quesada, como siempre, pero no donde siempre porque Luca ha abierto una sucursal en el centro de Santander, así que nos dirigimos a la tienda que hay al lado, para probar, y de camino, en la acera, nos cruzamos con un niño que estaba sacando un
campanu reluciente del maletero de un coche y metiéndolo en una casa. La familia estaba mirando y sonriendo, iban bien vestidos, era domingo y había habido feria. El niño llevaba puesta una camiseta roja con la foto de un toro blanco impresa a la espalda
(blanco como la mediana de una autovía tomada por los plumeros
o como la leche
o como las garcillas bueyeras posadas en el lomo de un toro
blanco)
y el nombre de la ganadería en el pecho. Un poco más allá vuelvo sobre mis pasos y le pregunto por el
campanu, que si lo ha ganado por el toro de la camiseta y responde que no, que se lo han dado por la ganadería, y le felicito. La familia expectante, el niño radiante. Le pregunto entonces por el nombre del toro:
Ozono.
1 comentario:
En coche.
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