Veo el cartel de la última peli de Tarantino, Malditos Bastardos, y no deja de sorprenderme que uno de los protagonistas, presunto comando yanki de origen judío infiltrado en Europa disfrazado de nazi, lleve como si tal cosa un bate de béisbol al hombro. Supongo que en su momento fuera bastante sospecho que un nazi anduviera por Europa durante la II Guerra Mundial con una bate en ristre. Sospechoso e improbable. Más tratándose de un nazi. Pero los yanquis no caen en la cuenta no porque todo valga, o no sólo porque todo es válido para ellos, tratándose de elementos circunscritos a sus hábitos culturales, sino porque el béisbol lo conciben como un deporte universal desde siempre.
No les falta razón: cuando crío, en Colindres, llegó la moda del béisbol. En mi descargo he de decir que a mí nunca me gustó, aunque no es menos cierto que jugué tanto como cualquier otro. Para hacerlo no era necesario más que una raqueta y una pelota de tenis. Uno se ponía en el centro de la que llamábamos “plaza sin nombre” o “de los maestros” del pueblo y otro le lanzaba la pelota. Cuando el bateador acertaba, la pelota acababa aún más que lejos, lejísimos. Entonces todos salíamos a buscarla como almas que lleva el diablo por los prados de alrededor mientras el que la había lanzado se dedicaba a dar vueltas y vueltas a la plaza hasta que alguien la encontraba y ponía término a la partida. Los puntos que iba acumulando el que iba dando vueltas con cada, valga la redundancia, vuelta, caían en saco roto. Eran una excusa para poder responder, caso de que alguien preguntara qué haces ahí como una noria, que, lin, estoy contando puntos, estás ciego o qué. Como premio, el que encontraba la pelota se convertía en lanzador y el anterior lanzador en bateador.
Era béisbol de la plaza sin nombre, pero béisbol, al fin y al cabo. Béisbol bastardo.
jueves, 17 de septiembre de 2009
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1 comentario:
Y, sin embargo, el actual campeón americano es Cuba, que lo fue del mundo en varias ocasiones (ahora es Corea del Sur) y un país que destaca en ese deporte es ¡Venezuela! El primer reglamento conocido data del siglo XVIII y se publicó en Alemania. En Holanda se juega desde 1911. A lo mejor teníais que haber puesto más empeño, los de Colindres, ¡apa! No es por defender a los EEUU, pero el bueno de Tarantino suele respetar la cultura europea. Un ejemplo: su productora se llama 'Band apart', que es el título de una película de Godard. Güín tardíu.
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