Acabo de comprar el primer número de Yelda. Me iba a llegar en mano pero no he podido esperar más. La primera impresión es muy buena: el diseño y la maquetación no podían ser mejores.
Blanquita, mucho aire, con cenefa de dientes de sierra..., me parece estar ante una de nuestras casas góticas. Esta manera de actualizar nuestro repertorio estético es un completo acierto.
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