Flores violáceas de un pequeño cardo para los jilgueros del barrio, para que se animen a acercarse a nuestra ventana. Sé que les gustan de cuando era pequeño, que las cogía de las cunetas para dárselas al jilguero que siempre tuvimos en casa (era de mi padre pero lo cuidada mi madre).
Un hijo de aloe vera que encontramos medio muerto en la basura yendo al coche.
Dos plumas de cigueña muerta probablemente por un topetazo del tren. Las cogimos al lado de la vía.
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