sábado, 21 de junio de 2025

El sitio

Acabábamos de ver el jisu que marca la frontera entre la mies y el pueblo de Sopeña arrancado (probablemente para facilitar el paso de los camiones de la obra de una casa que están construyendo en la mies) y tirado en la orilla, comido por las bardas

mil, mil quinientos años de historia, los mismos que los de la mies

cuando nos cruzamos con la vecina que cuida de la iglesia

empiezan las novenas, anuncia

las mujeres entran por la puerta lateral y los hombres por el pórtico

ellos dentro de pie y las mujeres sentadas

cada una tiene su sitio y pregunto entonces a mi madre por el suyo

y responde con cierto rubor que ella también lo tiene

noto que duda con el tiempo verbal, ha estado a punto de decirme que lo tenía

pero dice que lo tiene, y estoy con ella

entrando, dice, en una columna que hay un poco a la derecha, así, y hace así con la mano, un poco por delante.

También se acuerda de cuando cría, agarrada a los tornos de los primeros bancos. Era donde se sentaban los críos. Los de ahora no los tienen. Los de ahora los pagó mi tío, dice, lo mismo que el tejado.

Seguimos caminando hacia casa. Nos está esperando mi padre para volver a Santander en coche.

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