El tú no te preocupes que ya me ocupo yo. El tú quédate tranquilo que ya verás que bien. El ya sé yo lo que me hago.
Ese no decidir del ciudadano promovido por la privada en merma de lo público conduce al caos (si la democracia es participación la no participación es no democracia: el caos, la jungla) y del caos al fatalismo paralizante: entonces sí que los de siempre ya ni siquiera se excusarán.
Luego entra en juego la idea de que los vecinos "de bien" son capaces de valorar la aportación de la familia Botín y apartarse y que los que no lo hacen es porque son unos tarados. O esa otra que promueven desde los coles de que si te pasa algo malo lo que tienes que hacer es adaptarte, no enfrentarte a la fuente de tus problemas. Es terrible lo que está pasando. Si no es otra forma de que siga pasando lo mismo de siempre. Y está pasando en casa.
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