"Ya llegaba adonde solía ser término de sus acostumbrados viajes. Las lanchas boniteras venían a toda vela buscando puerto. Una de ellas pasó entre Juan y la playa. Conociéronle algunos marineros, antes por el lugar donde le veían, que por alcanzar las facciones de su rostro, y uno de ellos dijo:
- ¡Buena estrepada, don Juan! ¿A dónde se va? ¿Quiere entrar a bordo?
- Buenos días, Vicente, contestó el nadador, y ya la lancha, lanzada como saeta a impulso de sus dos anchas y cuadradas velas, iba a distancia que no podía salvar la voz humana.
Siguióle involuntariamente con los ojos, y aquella imagen de vida despertó una nueva tristeza en su corazón, que parecía haberlas agotado todas".
Del relato titulado "A flor de agua" dentro del libro En la playa de Amós de Escalante. Escuela Literaria Montañesa en estado puro, fascinante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario