viernes, 9 de enero de 2015

Diálogo conmigo mismo sobre la diferencia entre solana y correor en la arquitectura montañesa a raíz de dos libros recién publicados que meten la pata

- Estoy un poco disgustado.
- ¿Y?
- Me esperaba otra respuesta, sinceramente.
- ¿Cuál?
- ¿Por qué?
- ¿Por qué, qué?
- Que "por qué" era la pregunta que me esperaba.
- ¿Y por qué?
- Pues porque compartimos una vida, por eso me esperaba otra respuesta.
- Ni que fuéramos pareja.
- Pareja no, pero qué menos que mostrar un poco de interés, siendo los dos uno.
- Esto de dirigirte a ti mismo por escrito no te sienta nada bien.
- Decía que estoy disgustado porque dos libros recién publicados cometen un mismo error garrafal, como es confundir solana con correor.
- ¿Y qué libros son esos?
- Uno Guía ilustrada de Cantabria, detrás del cual se encuentra ADIC, y otro El itinerario de Carlos I en 1517 entre Treceño, Cabezón de la Sal y Cabuérniga (Cantabria), coordinado por Ramón Bohigas y editado por Emilio Carrera.
- Y mira que lo hemos visto aquí mil veces: la solana es un balcón lateral de prestigio, generalmente asociado al cuartu la sala, y el correor o balcón es el balcón de la fachada de la casa. Son dos cosas diferentes. Esta distinción, lejos de ser un problema, es un valor más, es riqueza.
- Mil veces o dos mil. No sé qué esperabas.
- Hubiera sido suficiente con hacer una sencilla búsqueda en Google. Por fortuna este blog va ganando peso. Lo hubieran encontrado fácil.
- ¿Por fortuna?
- Al menos hay palabras en montañés que cuando las buscas el único sitio donde aparecen es aquí, y en contexto.
- Que al menos aparecen aquí, querrás decir.
- Exacto. Lo deseable sería que aparecieran en más sitios. Al menos las que están aquí no están desaparecidas.
- Que aparezcan aquí no asegura que sea siempre para bien.
- No lo asegura, no.
- De hecho muchas veces es para mal.
- Tienes toda la razón. Pero vayan esas meteduras de pata por la veces que este blog sirve para algo.
- Bueno, al menos ahora sabemos que no nos hacen mucho caso, ni siquiera los nuestros, lo que es un consuelo.
- Lo malo es que hay veces que sí nos lo tendrían que hacer: la solana es diferente del correor. Es algo que no tiene discusión. Es así.
- Depende.
- ¿Depende de qué?
- De lo que tengas en la cabeza. Hoy todo el mundo confunde solana y correor porque así le ha llegado desde arriba. De arriba y de tiempo atrás. Brevemente: los arquitectos de la Escuela Montañesa reinterpretaron la arquitectura vernácula, dando lugar a la conocida como arquitectura neomontañesa, para colocar mejor sus productos a las élites locales, ansiosas por consumir pintoresquismo local tras el fiasco de las colonias (de esta época procede, por ejemplo, el uquismo). Estos arquitectos construyeron un puzle de balcones denominados indiscriminadamente solanas, recibidores que pasaron a ser estragalesesquinales cuya función quedó reducida a recibir escudos nobiliarios que de tan historiados (había que inventarse o "recuperar" un cuartel por apellido, y los ricos tienen muchos) parecen muestrarios de mercero, etc. Ya sabemos que el que paga manda, que se dice.
- Ni más ni menos.
- Así que estos arquitectos, los Rucabado o los González Riancho, o mejor, sus clientes, son los que ponen de moda las solanas, los estragales, etc. Pero los suyos, no los reales, no los populares.
- Y de aquí, al pueblo.
- Exacto. A la gente le faltó tiempo para asimilar la nueva realidad. La realidad creada por las élites.
- Pero realidad, a fin de cuentas.
- Es por eso que decíamos antes que depende.
- ¿Qué depende qué? Recuérdamelo, por favor.
- Que no es que la realidad sea una y no otra. Las dos lo son. Lo que pasa es que son realidades que responden a coordenadas diferentes.
- A mí me gusta más la realidad real, la primigenia.
- Eso ya es cosa tuya.
- Nuestra, te recuerdo.
- Lo que prefieras. Pero te lanzo una pregunta: ¿qué es más real, lo que "era" o lo que la gente cree que "es"?
- Fíjate que creo que estamos planteando mal este problema.
- Sobre todo si lo consideramos un problema.
- Cierto. No lo es. Es simplemente aclarar términos.
- ¿Decías?
- Sí, que la clave radica en informar y una vez todos estemos informados, decidir. Estoy seguro que si la gente estuviera informada tomaría partido por la solución popular, no por la elitista que, objetivamente, vino a suplantarla por criterios económicos. Pero tampoco lo podemos asegurar. Es la gente, debidamente informada, quien tendría que decidirlo.
- Pues mal vamos. Si libros que se supone tienen que informar asumen de forma acrítica una terminología que encarna uno de los dos discursos, el elitista, mal vamos.
- A eso se le llama ignorancia. No creo que lo hayan hecho a malas.
- A efectos prácticos poco nos importa. El daño está hecho.
- Bueno, al menos nosotros lo hemos intentado.
- Pues tampoco basta. Está visto que lo hemos hecho mal. Si lo hubiéramos hecho bien, no nos llevaríamos este disgusto.
- Sí, tengo que reconocer que estoy disgustado.
- Yo también.
- Si es que parecemos pareja.
- No te pases.

Casa en Terán con balcón (entre esquinales) y solana, elementos situados en la fotografía a izquierda y derecha, respectivamente, ambos con galería:


Casa de Bárcena Mayor con solana (en primer término) y correor (en la cuenca alta del Saja se dice correor, no balcón, al igual que en el Nansa):


Solana y balcón en una misma casa de Barcenillas (no decimos correor porque ya no estamos en la cuenca alta del Saja ni en el Nansa):


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