domingo, 28 de abril de 2013

Tarmeñu

"Era algo que ella ya tenía previsto. Que más temprano que tarde se acabaría el trabajo de lavar para las casas de los señores. En casi todas habían entrado las modernas lavadoras. De hecho ella, Ó, la hija de Olinda, era una de las últimas lavanderas de Coruña. Como Amalia, desde que se había abierto Leyma, la Central Lechera, era una de las últimas lecheras. Ó ya se daba cuenta, que empezaban a fijarse en ella cuando llevaba la carga de ropa. Hasta hace poco, no. Aunque llevase un atado enorme en la cabeza, grande como un aerostático, pues aún así no miraban mucho para ella. Sin embargo, últimamente le habían hecho varias fotos yendo por la calle. Y en grupo, con la otra lavandera, Ana, y con la lechera, Amalia, que era quien decía: ¡Aún vamos a salir en las postales típicas!". 

Tomado de Los libros arden mal, de Manuel Rivas, del capítulo titulado "El arquitecto portugués".

Las mujeres en Cantabria eran las únicas que podían cargar a la cabeza porque, según me decía un anciano de Sopeña de Cabuérniga, tienen el cuello más fuerte que los hombres.

En Carmona a las mujeres a las que se les da bien llevar bultos a la cabeza, a las que tienen buen equilibro para llevar lo que sea a la cabeza (se puede llevar de todo), se les dice que "tienen tarmeñu".

2 comentarios:

Serrón dijo...

"¿Por qué las mujeres llevaban, llevan, las cosas en la cabeza? Hay algo que está claro. Necesitaban las manos libres para llevar a las criaturas. Yo era uno de esos críos. (...) No era consciente de esa dura belleza que tenía ante los ojos. De esas composiciones de arte épico que eran las mujeres que llevaban cosas encima de la cabeza, sobre la corona de un paño." Manuel Rivas, en "Mujeres que llevan cosas encima de la cabeza", artículo publicado en "A cuerpo abierto" (Alfaguara, 2008).

Serrón dijo...

"esfulciar: perder el equilibrio."

De wickionario cántabru.

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