martes, 31 de octubre de 2023

"El sitio de los sitios" (Alfaguara, 1995) de Juan Goytisolo, fragmento

"El señor mayor que, dos veranos antes, permanecía el día entero sentado en un banco frente al café en el que, con conmovedora fe en el futuro, los parados y pobres del barrio apuestan sus cuartos en las carreras del hipódromo de Longchamp retransmitidas en directo, había perdido poco a poco su aspecto atildado y pulcro. Ocupaba aún el mismo banco (...) pero con pantalón y chaqueta raídos y barba grisácea sin afeitar. Jubilado cuya pensión no cundía para el alquiler y comida? o al que, en un audaz y valiente recorte presupuestario, el ministro del ramo había privado de sus onerosas prestaciones sociales, felicitado por los medios informativos? Imposible saberlo: nuestro héroe se limitaba a espiarle, acortando el paso conforme le divisaba en el banco o sentado ya en el suelo, a la entrada de un comercio clausurado por quiebra o defunción del dueño y en cuyo escaparate cochambroso rezaba el lamento: "Liquidación total de existencias por cierre definitivo". Había empezado a bajar, como muchos otros, la pendiente irreversible del deterioro: miraba fijamente el vacío a lo largo de las jornadas sin consultar siquiera como antes las páginas del Tiercé u horóscopo del día, revolvía el interior de las papeleras y contenedores de basura en busca de miserables despojos. Carecía ya de domicilio fijo y se apandillaba -con su cartón de embalaje, cuidado, eso sí, como el maletín de un ejecutivo brillante- con media docena de mendigos asiduos de las puertas cocheras y respiraderos  del metro. Un día descubrió que compartía con ellos el vino peleón: uniformado ya de hematomas y harapos, detrito irreciclable en el circuito de la productividad a quien habría que desinfectar y duchar antes de soltarlo con el estómago lleno y un bocadillo de repuesto a la libertad de oportunidades de la calle, asequible a todos, sí señor, a condición de ser, claro está, emprendedor y dinámico, dotado de espíritu competitivo y de natural aptitud para la arrebatiña, virtudes que a todas luces no poseía y por cuya falta se autocondenaba al parasitismo y marginación."

De El sitio de los sitios (Alfaguara, 1995) de Juan Goytisolo, pp. 33-34.

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