Mi madre le canta a mi tía una copla desde el otro lado del móvil para ver si reacciona y lo hace, mi tía arranca a cantar con ella. De moza cantaba mejor de lo que bailaba, y también tocaba. Su pandereta, que no sé dónde está, la recuerdo con cintas de colores colgando y su nombre escrito en el parche.
Estamos a la sombra de un árbol del jardín de la residencia. Una señora en silla de ruedas va cantando tonadas con su hijo, más bien las canturrea, ella, el hijo canta bien, siguiendo todo a lo largo el alero de la fachada del edificio principal para protegerse del sol que cae a plomo pero al tiempo para darse calor. Cuando paran se abrazan.
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