No has escrito a nadie, no has enviado una sola carta ni puesto un correo electrónico, no les has llamado
ni a tus amigos que están en el extranjero y no pueden venir porque es muy caro o porque ya pocos quedamos, y los que quedamos fíjate, ni a familiares ni a amigos que sabes que estos días no verás, ni a compañeros o antiguos compañeros con los que mantienes una relación afable, ni a jefes que fueron buenos para ti, ni a vecinos, ni siquiera a aquellos a los que debes favores.
A ninguno, a nadie.
Pero has cobrado la extra, una pasta, y eso te alivia, te justifica a tus ojos.
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