miércoles, 17 de julio de 2024

"La ópera cotidiana" (1ª de 1985) de Montserrat Roig, fragmento

"Yo temblaba como un flan cuando subíamos al estudio de la portería. No sé cómo fue, pero la Rambla era un paseo lleno de hojas. El señor Duc me dijo que, desde hacía unos años, el otoño se adelantaba, que los plátanos de Barcelona enfermaban de un mal extraño que había venido de fuera y que los mataba poco a poco. Casi estábamos en pleno verano y ya volaban las hojas secas por las calles. Daba pena. La señora Miralpeix me había dicho que todos esos cambios ocurrían por culpa de los cohetes que lanzaban al espacio, que ensuciaban el universo y que hacían que el verano ya no fuese verano y que el invierno ya no fuese invierno. Y que el cielo de Barcelona nunca volvería a ser el cielo de antes, sino una pátina sucia y grisácea, como si la ciudad se hubiera encasquetado un sombrero. Yo siempre lo había visto así, un cielo encapotado, a punto siempre de llover, y me había acostumbrado a él. Pero el señor Duc me explicó que los chubascos de verano limpiaban el cielo y que entonces Barcelona parecía la de antes, clara y lozana."

De La ópera cotidiana (Salvat, año 1995, primera de 1985) de Montserrat Roig, p. 116. 

En relación aquí, aquí y aquí.

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