miércoles, 4 de noviembre de 2015

Valderredible y el viento

(1)

El otro día trabamos conversación con una vecina joven de Valderredible. No tarda en salir el tema de los molinos de viento. Es inevitable. Los parques burgaleses vecinos destellan en la noche como el árbol de navidad de mi tía la gorda que no apagaba nunca las luces de casa porque no estaba bien visto, salvo en navidad, para que se viera la carga de luces que soportaba el árbol. Dice la vecina de Valderredible que los distintos proyectos eólicos cántabros están salvando las evaluaciones de impacto ambiental porque se están planteando uno a uno, parque a parque, no de forma conjunta, porque si así se hiciera, si se abordaran en bloque, seguro que no se aprobaba ninguno.

Aun así, que la vecina sepa, hay un proyecto en Luena, que está a cuarenta y cinco minutos de carretera, cuya evaluación trampeada (una evaluación despiezada para no encontrar problemas) ha detectado riesgos críticos, es decir, irresolubles, pero que a pesar de ello se va a aprobar porque se supone, es un decir, que los problemas son menores que los beneficios que va a reportar... ¿a quién?

Cambiamos de tema.

Destellan los molinos que asoman por encima de las cumbres burgalesas.

La noche es aquí una pista de aterrizaje.

(1 bis)

Leo hoy en prensa que la consejería encargada de la puesta en marcha del plan eólico va a ofertar tres nuevos paquetes turísticos: "caminos del Pas" + "villas termales" + "valles rupestres", este último centrado en las cuevas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo cual me parece correcto, pero no entiendo la razón por la que se ha apartado a un activo tan importante para Cantabria como son las iglesias rupestres de Valderredible: como producto turístico no tienen parangón.

A ver si al final nos van a acabar haciendo creer que Valderredible es cierto que no tiene recursos, aunque sea desanimándonos a subir para que no los veamos, y que la única solución a esta supuesta carencia es dejarse llevar por el viento.

(y 2)

Ayer se reunieron "los mayores" de la UNESCO. Es en esa reunión, en esa precisa reunión celebrada ayer en París, en la que habría tocado cerrar la creación de un centro UNESCO dedicado al arte rupestre asociado al MUPAC en la antigua sede del Banco de España en Santander de no haberse interpuesto un proyecto empresarial: el Archivo Lafuente.

En días insulsos así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un tema peliagudo, lo que esta claro es que los molinos dejan "un pastón" a los ayuntamientos, de igual forma que el de Aguayo es el ayuntamiento más "rico" por tener en sus terrenos la central hidroeléctrica, tienen regalos, transporte gratis... para sus vecinos por no hablar de la generación de empleo (técnicos, peones, y vida para restaurantes).


Lo que está claro es que el marrón de verles plantados al otro lado de la "línea" ya lo tenemos, pero no nos comemos nada bueno.

Luego está la otra parte, y es como todo tener sentido común, determinar la densidad adecuada, el mantenimiento y revegetación real de los montes y desmontes, la "temporalidad" de las pistas de 4 metros, medidas contra los choques de aves...

Por poder no hay nada malo, pero otra cosa es querer. Y ahí está el problema.
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Y0

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