miércoles, 6 de abril de 2016

Lo que diferencia "echar una tonáa" de "cantar una tonada montañesa"

"Pregunta.- Tu amigo Víctor Lenore, para el que has escrito el prólogo de su libro Indies, hipsters y gafaspastas, se queja de que el indie se regodeaba en la melancolía. Te he leído que destacas una frase de Dylan que dice que el bluesman blanco está cómodo con su sufrimiento, que está a gusto de llorón, mientras que el negro si toca blues es precisamente para sacarse el sufrimiento de dentro, no para saborearlo.

Respuesta.- Pasa lo mismo con el jazz. Son géneros que es muy peligroso tocarlos como si fueran un ejercicio de estilo porque acaban perdiendo toda la esencia. Recuerdo que en la época del indie esto pasó también con la bossa nova. Hubo un momento en que todos los grupos tenían su canción de bossa nova en los discos. Le Mans empezó con ello y todo el mundo se puso a aprenderse los acordes, hacían el ritmo, sacaban canciones, pero estaban todas desprovistas de saudade, esa cosa tan chula que tienen las canciones de Gilberto Gil o de quien sea. Con el blues fue lo mismo. Cualquier estilo que tenga un significado especial en el lugar donde fue originado es muy difícil reproducirlo en otro sitio alegremente. Si tomas algo del blues, hazlo, pero con cierto respeto. Con el jazz igual, ves a muchos músicos blancos que lo hacen muy bien, pero no hay alma."

Tomado de la entrevista a Nacho Vegas publicada aquí.

Dice un amigo cabuérnigo que la tonada montañesa que se canta ahora sobre los escenarios a él le parece impostada, como si fuera cosa de tenores venidos a menos y no de paisanos. No sé en qué momento se produjo esta quiebra, en qué momento perdimos el alma.

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