miércoles, 13 de abril de 2016

Crítica bilingüe a la exposición de Rucabado en la BCC

Entardahier estuvi echando una estáa na desposición de Rucabado ena BCC de Sanander.

Nu juí p´adivinar el discursu desplicativu de la desposición. Estuvi poca tiempu, reconózolo, pero es que se trata de una desposición tediosa por encomprensibli. Por riba, apenas hay cartelis de acanci general; por baju, las cartelas de las piezas tan desiquiá dicin cúal es la sú procedencia. La sala está combláa de decumentos, pero esajenáos. Esti vacíu, esta despropiación d´elementos enterpretativos básicos (porque nu es que nu estén, es que no los han puesto) cudo esté relacionáu con una rienti anglosajona autual que diz nu querer entrometesi enti la pieza y el visitanti, al que dejan a la balda.

Paez estar entarajiláa pa sabichosos, la desposición.

El visitanti es mejor que venga diprindíu de casa.

Surdi, asina, una desposición a buscu de recunocimientu más que de cunocimientu, inclusin a buscu d´auturrecunocimientu anantis que de cualisquier otra voluntá: ¿Auturrecunocimientu de quín?, pudríamos priguntamos. Pos de las élitis a las que pertenicía l´arquiteutu ensembri las élitis a las que pertenicían los sús clientis y las élitis, a la fin, a las que pertenez el públicu objetivu d´esta desposición, que, trela visita, cumprindí nu ser yo.

Pero abramos los ojos: que salga de una desposición creendo que nu está jecha pa mí nu senifica que nu sea pa sacar denguna otra conclusión. Y cuantis más propia, mejor.

Mudo:

Sentirse miembro de un grupo o clase social, también por lo que respecta a las élites, o sobre todo, implica sentirse ajeno a otros grupos o clases. Este sentimiento bifaz, de pertenencia / no pertenencia, se construye en gran parte por oposición, a la contra: soy porque no soy.

Una exposición con discurso elitista se preocupa tanto de hacer sentir bien a unos como de hacer sentir mal a otros, de acoger a unos lo mismo que de expulsar a otros. Ahora bien, de mi depende que el sentirme expulsado o repelido, como ha sido el caso, lo asuma de forma acrítica desde el discurso elitista (no valgo, no sirvo, no llego ergo soy peor y por eso estoy peor), cumpliendo así su programa, o que trate de entenderlo de otra manera. ¿Cómo? Pues como un mecanismo de fijación de coordenadas vitales injustas por desiguales. Bien, pero vayamos a lo concreto: esta exposición me vende que la arquitectura neomontañesa nace de la mano de un "genio" que "rescata" soluciones arquitectónicas valiosas que entroncan con el clasicismo que la arquitectura popular ha degradado, transmitiéndonoslas, ésta, deformadas, las soluciones de entronque clasicista, digo, por culpa de la ignorancia del pueblo. El "genio", con una extracción social obvia, toma estos elementos "pervertidos" por el pueblo y los reinterpreta de acuerdo con las coordenadas de las élites (hálito de vida) devolviéndoles no solo el valor arquitectónico perdido a manos ignorantes, las del pueblo, sino sentido: el que reside en las élites.

Si la familia Botín acaba de comprar una casa neomontañesa en Reina Victoria por algo será.

¿Qué me queda?

Por fortuna manejamos una batería de ideas y de constataciones, en parte recogidas en este blog, que a poco que se activen son suficientes para echar por tierra el discurso dominante que traslada esta exposición: la diferencia entre solana y balcón, la poligénesis del balcón, las corraliegas y el antozañu, etc. Haced uso del buscador, si queréis. La arquitectura montañesa es sabia. El grado de desarrollo alcanzado de acuerdo con parámetros de respeto y adaptación a su entorno, parámetros de futuro (se concreten como se concreten) ajenos a la lógica predatoria de las élites, es asombroso. La arquitectura montañesa no es objetivamente una degradación de nada ni es comparativamente menos que otra cosa.

Si frente al discurso dominante claudico de forma acrítica estoy completando el discurso dominante, decía al principio. Frente a este discurso (cuya apariencia neutral es un gancho) podemos desarrollar una estrategia defensiva y decir que las élites mienten o que esconden intereses espurios, como he tratado de hacer aquí. Podemos desarrollar también una estrategia ofensiva y demostrar lo anterior, no solo decirlo, que es a lo que animo primeramente ofreciendo las entradas de este blog (y el buscador asociado). Pero seamos autocríticos: si lo hiciéramos, si peláramos a la contra (haciendo mío el título de aquella antología memorable de Bukowski publicada por Anagrama), de alguna manera estaríamos perpetuando una lógica bipolar en la que no deja de haber vencedores y vencidos, no importa quiénes sean unos u otros. ¿De qué serviría, entonces, el esfuerzo? La clave está en que no haya arriba y abajo, no en quitar a unos para poner a otros.

El objetivo no es hacer ver que la arquitectura montañesa es mejor que la neomontañesa. Yo lo que persigo es que la arquitectura montañesa muestre su potencial ideacional y sirva de guía para el desarrollo de un discurso dotado de sentido pleno por sí mismo, sin necesidad de oponentes. Puede valernos como puntos de toma el origen del balcón, fruto de una concatenación de decisiones internas, o la corraliega, que es solidariamente en lo que la rodea. Podemos ser ofensivos o defensivos, llegar a ser por lo que no somos, o, por el contrario, podemos elaborar, como la arquitectura montañesa permite, un discurso que tome medidas a la realidad y avance sin palos ni zanahorias, siendo. La arquitectura montañesa puede ser punta de lanza de un discurso no reactivo, ni defensivo ni ofensivo, sino original (de origen), nuevo. Está ahí. La oportunidad. Preguntad. Preguntaos.

1 comentario:

Serrón dijo...

Los dos últimos párrafos si queréis son fruto de una mentalidad (la mía) que tradicionalmente se hubiera tachado de pequeñoburguesa: no busco oposición porque en realidad nunca me he visto agredido seriamente. Si hubiera sabido de agresiones es probable que sí encontrara sentido a la reacción, a la quita. Decir, como hago, que es mejor desarrollar un discurso aparte es otra forma, nueva si queréis (aunque no lo sea), de buscar la equidistancia, que es algo de lo que han pecado siempre las clases medias en nuestro país y que en manos del PSOE, por ejemplo, ha dado en las últimas décadas resultados desastrosos. Pero creo sinceramente que es la vía, al menos en este caso: evitar bandos y seguir.

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