sábado, 14 de octubre de 2017

El jachu

Fue él el que me reconoció. Jose, de Quintanilla de Lamasón. Nos conocimos en la presentación de un libro de Manuel Corbera sobre invernales, hace lo menos una década. Me lo recordaba en la última olimpiada del tudanco, compartiendo la sombra de un remolque.

"¿Cuál es la diferencia entre bellos y jatos, Jose?", le preguntamos Raquel y yo. En Lamasón bellu es la vaca recién parida, que luego pasa a ser jatu, aunque bellu está en desuso y hoy todos utilizan jatu desde que nace. "En pueblos de La Marina a los bellos los llamaban críos", Jose.

De jatu se pasa a becerra, cambiando sorpresivamente de género, de becerra a castraoria, con un género aparentemente discordante respecto al significado literal de la palabra, de castraoria pasa a novilla (con diferentes rangos de edad) y de ésta a vaca. "Son veinte años los que está una vaca con la familia", Jose.

Pongo la cadena de etiquetas tal cual me fue explicada, con sus aparentes contradicciones, sobre todo por si los géneros o los cambios del mismo pudieran aportar información de interés.

Jose trabajó de joven como serrón, como él mismo dice, en Cosgaya y en Silió. Le preguntamos por el jachu, que nos explicó es el hacha con dos bocas que se utilizaba para labrar o escuadrar los troncos. Una vez labráu o escuadrado el tronco, se marcaban las líneas a seguir, a distancias diferentes según se tratara de tablas o viguetas, por ejemplo, serrándose en perpendicular, uno arriba y otro abajo.

"¿Y cómo se marcaban las líneas, Jose?"

Las líneas por donde cortar se marcaban con hilos de lana de oveja que hacían las mujeres, se quemaba hierba o helecho, se echaba agua, se revolvía y se impregnaba el hilo en el amasijo resultante: un hombre cogía el hilo por un extremo del tronco, otro por el opuesto, se tensaba el hilo y se soltaba, quedando marcado el tronco con un línea negra. Es algo que ya nos había contado Apa (CA).

Que las palabras que van quedando son las que más quieren decir, las más genéricas, que todo, dice Jose el de Quintanilla de Lamasón, va perdiendo detalle.

5 comentarios:

Serrón dijo...

Considerad que la cadena de etiquetas es la que expuso un paisano, Jose, a un urbanita, como soy yo. Cada eslabón es un "arquetipo". Obviamente hay "jatas" lo mismo que "jatos", pero a la hora de explicar los estadios de una vaca, es decir, a efectos expositivos, es "jatu" la palabra preferida, lo mismo que "castraoria" y no "castraoriu" (con ese sufijo tan bonito).

Lo que no sé es si hay "bellas"; creo que no.

Serrón dijo...

"Jose" con hache aspirada y acento en la /-o-/, claro.

Serrón dijo...

Atención.

Me aseguran que en La Montaña "jatu" es una palabra relativamente reciente. La respuesta de Jose se vio claramente condicionada por mi pregunta: si no se la hubiera hecho tan cerrada probablemente el "jatu" no lo habría ni mencionado.

"Jatu" no solo es reciente sino que es excesivamente indefinida. A los pasianos no les sirve para entenderse entre ellos.

Me apuntan la posiblidad de que "jatu" venga del mismo sitio que "chon" y otras, como "albarca" en lugar de "abarca" o "alcuentru" en lugar de "encuentru". No voy a decir que sean foráneas, pero sí que reflejan la influencia de un polo lingüístico todavía por identificar tanto cronológica como geográficamente (¿quizá tratantes asturianos de ppos. del s. XIX?).

Serrón dijo...

Por cierto, sí existe "bella" lo mismo que "castraoriu" y otros muchos estadios, en masculino y femenino, no incluidos en mi listado.

Serrón dijo...

"Hecho esto, se moja la cuerda en una especie de tinta negra que los labrantes hacen en el monte quemando algunas hojas de helechos, A lo que ellos llaman "hacer la cuerda" y con esta cuerda O línea así preparada, y sostenida en los puntos que se acaban de determinar, se traza sobre la superficie del árbol, algo descortezado al efecto, la intersección que se buscaba".

"Memoria sobre la explotación de los robles por la Marina en Santander" (Imprenta Gaceta de los Caminos de hierro, 1881) de Ceferino de Bona, p. 114.

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