Cuenta mi hermano que viniendo al pueblo a pasar la Noche Vieja cruzó volando una nuétaga al ras del haz de luz de los faros de su coche
que la vio asomar
desde la noche, como a una criatura del mar.
Luego yo la oí sullar en el fondo de coral del bosque ahogado en sombras. Se lo dije a mi madre y nos miramos asustados.
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