lunes, 2 de junio de 2025

Llamamiento

Llevo un tiempo recibiendo lo que a mí me parece un número elevado de visitas, mínimo trescientas al día, pero no es raro mil y más. Creo que la IA ha empezado a tomar este blog como fuente: cuando se hace una búsqueda no es que aparezca alguna entrada mía como resultado, es que la IA me utiliza para elaborar sus textos, creo. Alguna prueba he hecho y me parece que por ahí van los tiros.

No sé qué pensar pero por lo pronto me parece una oportunidad para tratar de difundir contenidos nuestros de interés.

Lo digo porque por el camino se han ido quedando personas con conocimientos muy potentes que han dejado de participar sobre todo a raíz de una polémica que tuvimos hace años sobre el lobo: yo me planté y dije que no iba a publicar nada que abogara por matar lobos y la respuesta fue (lo digo a favor de los contrarios) no que dejarían de hacer comentarios si yo apoyaba al lobo, sino que dejarían de hacer comentarios si yo les cancelaba cuando se expresaran a favor de matarlo, lo cual es (lo reconozco) distinto: ellos querían publicar contra el lobo y yo a favor pero con la diferencia de que yo les cancelaba cuando ellos escribían a favor de matar al lobo, es decir, impuse un resultado dos a cero a mi favor. Este abuso por mi parte tuvo penalización y dejaron de enviar comentarios, normal, sabía que ocurriría, somos de la misma tribu y yo en su lugar hubiera hecho lo mismo.

Hace un tiempo indeterminado caminando por un monte también indeterminado decidí acercarme a un bosquete donde hacía tiempo había visto a un lobo esconderse. Habíamos coincidido casi de cara, él bajando por una ladera, yo costeando el monte: se sentó, me miró, ladeó la cabeza y retrocedió a saltitos, me pareció que divertido. Un tiempo indeterminado después, decía, me acerqué al bosquete silbando bajito (suelo hacerlo cuando paso entre vacas o cuando voy solo y el monte se cierra, para avisar) con la idea de internarme y hacer algunas fotos. La casa vacía del lobo o algo así, era mi idea. Inconscientemente daba por hecho que aquel lobo estaba muerto, que ya lo habían matado. No encontraba por dónde entrar, seguía silbando suave. Descubrí entonces una senda apenas marcada y nada más dar los primeros pasos va y aparece un lobezno que al verme da la vuelta y corriendo se mete moviendo el culo como si gateara. El pobre había salido a ver quién estaba silbando a la puerta de casa, inocente él. Nos asustamos igual. Epatamos. Me fui sin hacer ruido y prometiéndome no volver allí a molestar ni volver a ser tan imprudente. Pero en lo demás voy a seguir igual, no voy a publicar nada que abogue por matarlos.

A pesar de todo, animo al que quiera participar en el blog a que participe, no por mi ni por nadie en particular (en esto viene bien que sea un blog anónimo), sino porque creo que ahora merece la pena más que nunca.

No hay comentarios:

Archivu del blog