martes, 9 de abril de 2013

Despedida

Tuve la fortuna de conocer a Leopoldo Rodríguez Alcalde. Era ya muy mayor. Un día me llamó a casa. Hacía mucho tiempo que no iba de visita. No estaba. No le devolví la llamada. Tampoco fui a visitarle. Murió. Los más de sus libros, lo más preciado que tenía, fueron a parar a la Biblioteca Municipal de Santander. Es un fondo impresionante que estoy intentando leer poco a poco.

Le debía una.

Le pedí el favor a Luis Antonio de Villena. Él también había sido amigo de Polín.


Pablo, lo siento.

Mañana devuelvo el libro.

1 comentario:

Serrón dijo...

http://www.jotdown.es/2018/06/marginalia-el-arte-de-joder-un-libro/

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