lunes, 5 de septiembre de 2016

Persecutor, huellas

En montañés cerval es un tronco devastado del que se respetan los arranques de las ramas (apenas un palmo) que pende del techo sin que toque el suelo y que sirve para colgar de él lo que se precise: cuerdas, alguna herramienta, el abrigo, etc.

Cerval en casa de Ucieda:



Es una palabra que viene del latín CERVUS.

En Campo Lameiro, Rías Baixas gallegas, han montado un parque arqueológico dedicado a los petroglifos, aquí. Al construir el aparcamiento apareció un poblado de la Edad del Bronce (de hace aprox. 4.000 años). Lo excavaron y asfaltaron. En la parte de museo han reproducido el interior de una de las cabañas.



Cuando iba de pequeño a comprar queso a casa de Chuchín me quedaba extasiado ante la cabeza de ciervo que tenía a la entrada. En Cohicillos hay una puesta del revés en el poste del portal de una casa, aquí.

Foto:



No está mal puesta. También se ponían así.

En Campo Lameiro apareció una lastra con petroglifos al abrir un camino. El más impactante es el de un ciervo con cornamenta imposible con un petroglifo al lado del morro compuesto por una serie de círculos concéntricos.



Los círculos se han querido interpretar como representaciones de agua. El petroglifo en conjunto podría estar indicando una zona óptima de caza: agua, ciervos, etc.

Benito Madariaga defiende que este tipo de representaciones animales, así como las pintadas en cuevas, por la posición de las patas, etc., reflejan animales abatidos (este ciervo tiene lanzas atravesándole y un corte en el cuello, aunque también podría tratarse de un collar y remitir entonces a una deidad con paralelos en el norte de Europa). Benito Madariaga es veterinario de formación.

El guía de Campo Lameiro dice que es como cuando tiras una piedra al agua, los círculos concéntricos. A mí se me parecen más a judíos o afloramientos de agua a nivel del suelo. Estaría bien saber si estos judíos, o judíu en singular, que es palabra montañesa, tienen algún tipo de creencia asociada. A mí me suena que en Cabuérniga estos manantiales se utilizan para dar distintos acabados a los palos pintos y otros elementos de madera, pero no lo puedo asegurar.

En gallego braña es una zona baja y húmeda, como Campo Lameiro (del latín LAMAM, "lodazal", igual que nuestras lamizas o llamas). No es lo mismo en Cantabria y Asturias. La definición gallega se acerca más a una hipotética etimología prerromana de braña, tipo *BRAKNA, "prado húmedo", que la cántabra y asturiana, que parecen inclinarse más hacia formas latinas tipo *VERANEAM, por ser pastos de altura aprovechados de primavera a otoño.

Cacería

Sobre las órbitas agrandadas por el miedo
tiemblan los párpados de la bestia abatida
a la espera del golpe final, ese instante de horror
es la mirada que vive en mis ojos.

Generaciones

No reparamos en los granos de arena grávidos
que manaban súbitos dentro del bulbo de vidrio,
embarcados en un único mar y dejados caer
en corrientes sin gobierno, en busca de las antiguas
huellas de los padres, de su sol obstinado y pálido.

Poemas tomados de La caza del ciervo (Trea, 2016), aquí.

Cuando los círculos concéntricos aparecen por detrás del ciervo, empujando, se han querido interpretar como representaciones solares.

La caza (en periodos agroganaderos), las armas, aparecen con las élites.

La leyenda de los Príncipes de Sejos y el cromlech asociado, aquí, el ídolo del Joyu la Gándara en San Sebastián de Garabandal, el puñal disimulado entre las tumbas de la necrópolis rupestre de San Pantaleón, en La Puente del Valle (Valderredible), los ídolos de Monte Hijedo, la leyenda de la cueva de la Juáncana en Castillo (Arnuero), aquí, el caldero aparecido en Cabárceno y las comidas pantagruélicas rituales, los juchos o espetos, etc.

En Galicia ya no hay ciervos, están prácticamente extinguidos. La primera vez que subí a la berrea fue al Moral, con once años, con mi familia. Los primos, todos de edad parecida, nos escondimos en el monte para sorprenderlos. Había una partida de cazadores pegando tiros. Pararon para buscarnos. Escondido, me pasó por encima de la cabeza un urogallo.

Los pinos dicen que son autóctonos, en Galicia. De los eucaliptos que ya van para doscientos años, que son casi de la casa. Cerca de Viveiro, en las Rías Altas, se encuentra el eucaliptal que publicitan como el más grande de Europa. El que no se consuela es porque no quiere.

Los gallegos están sufriendo un proceso acelerado de cambio que mucho me temo pueda romper el hilo conductor y conducirles a la nada. Los eucaliptales borran el territorio de la memoria: los molinos eólicos, la alternativa, se posan inoncentes en el desierto verde que es ya Galicia. La nada habitada por los nadie.

En Guriezo debe estar el segundo bosque de ocálitos, los llamamos, de Europa. Tampoco hay berrea aquí.

No quiero consolarme.

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