domingo, 30 de octubre de 2016

Lagos, Santander

"No se puede decir en voz alta, pero aquí hay un montón de violencia reprimida. Por eso los interiores parecen tan pesados. Y por eso es tan difícil ver lo otro presente: una mancha de sol que se mueve por las paredes y se desliza por el bosque inconsciente de rostros titilantes, un proverbio bíblico nunca asentado: "Ven a mí, porque estoy tan lleno de contradicciones como tú".

Por un momento finjo que estas líneas de Tomas Tranströmer fueron escritas pensando en Nigeria. No cuesta nada entender por qué valen para nuestra situación. Las contradicciones de las que él habla son las de la poesía, la voz que dice: quizá sea esto, quizá aquello, quizá otra cosa. Pero en una atmósfera en que se ha borrado el pasado, las contradicciones están prohibidas."

"¿Por qué aquí la historia no es controvertida? No se ve esa disputa por las palabras, esa batalla por las versiones que marca la vida creativa de una sociedad. ¿Dónde están las voces contradictorias? Salgo de la tienda al resplandor del mediodía. Me rodea el bosque maquinal de rostros parpadeantes. Los jóvenes pandilleros siguen trabajando en firme pero supongo que pronto pararán para almorzar. El pasado ni siquiera es pasado."

"La situación en Nigeria me recuerda los cargo cults en Melanesia, donde los nativos abrían caminos en la selva y construían torres de control de bambú y rafia porque creían que esas estructuras, parodias de la aviación moderna, traerían bendiciones materiales de los dioses del cielo. (...) Hacemos despegar aviones pero no los fabricamos, y mucho menos invertimos en investigación aeronáutica."

"El caballo de batalla del presidente Obasanjo es la imagen del país. Cree que los críticos de Nigeria son los que más daño le hacen. Los califica de antipatriotas perniciosos. Insiste en que el único defecto real está en señalar los defectos. El ciudadano solo debería hablar de lo bueno. Al fin y al cabo ninguna sociedad es perfecta."

Todas citas tomadas de Cada día es del ladrón (Acantilado, 2016), aquí, de Teju Cole, páginas 97, 101, 121 y 122, respectivamente. Un libro, por lo demás, prescindible.

No hay comentarios:

Archivu del blog