sábado, 19 de mayo de 2018

Fragmento de trova sobre patrimonio lingüístico cántabro de Rubén Gutiérrez Cosío

"
(...)

Es la lengua del pasado
herencia patrimonial,
un habla que sobrevive
en el entorno rural,
vocablos donde la ú
se convierte en esencial,
riquezas de una cultura
antigua y tradicional.

(...)

Atizaeru, es la cocina
del suelu del invernal,
y a su vera está la leña
acaldá en el cornejal,
el cobertizu traseru
es socarrena o jastial,
y en el tejau ripia y teja
protegen del temporal.

Cabriu es la viga que va
del aleru hasta el cumbre,
un trabaseru es el troncu
fundamental de la lumbre,
el picayu es aquel palu
pa colgar en la techumbre
y pa la sartén la trébede
el soporte por costumbre.

Hay lugares en los montes
dichos a nuestra manera:
un peñascu, es un pical,
un caminu, una cambera,
un fangal, una llamiza,
una braña, una campera,
y despeñaeros de reses
son garmas o becerreras.

Continuamos letanía
con la prole más astuta:
la rámila, es la marta,
la nuétava, la lechuza,
escañetu es el oseznu
que habita por la gruta,
y la ágil comadreja
siempre fue la bonuca.

(...)

Ya me despido, señores,
me quedé sin argumento,
la retahíla de palabras
que sobreviven al tiempu.
Viva mi tierra, Cantabria,
lo digo con sentimientu,
gracias por su atención,
y acabose el labarientu."

En El sentir de un montañés: Trovas de la tierruca, de Rubén Gutiérrez Cosío (Librucos, 2017), a la venta por quince euros (los merece) en Tantín.

Los campos semánticos tocados en esta trova son: aperos, ropa, aspecto y comportamiento de las personas, golpes, andares, oficio de vaqueru (ganadero / pastor), las vacas, su estado y apariencia, descripción de la cuadra, hacer la hierba, descripción del invernal, orografía, animales, clima, insultos, descripción del carro, la fiesta, nobleza.

El valor y proyección que se da al patrimonio linguístico cántabro en el entorno rural es distinto al urbano, ambos indispensables. Clave de futuro es encontrar el modo de que se complementen entre sí.

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