jueves, 5 de diciembre de 2019

Sé que no

Tenía yo una reunión difícil la mañana del martes y la mala suerte de haber programado un curso para el lunes por la tarde, avanzado además. Había estado todo el fin de semana preparando la reunión y apenas había sacado tiempo para el curso. La mañana del lunes la iba a dedicar a poner en orden las notas, desarrollar ejercicios prácticos, etc.

Enciendo el ordenador y el sistema está caído. Me informan que no se sabe cuándo se va a restablecer el acceso. Llevamos arrastrando problemas con el centro de proceso de datos desde hace tiempo. Cancelamos el curso por motivos técnicos.

Sabedores de que llevo varios días angustiado, me pasan a recoger en coche mi madre y mi hermano, que también está de tarde, y nos vamos al pueblo con el compromiso de estar de vuelta a tiempo.

Apenas llegamos marchamos al río, a ver la crecida. De camino paramos a ver una casa gótica que se conserva prácticamente intacta en el barrio de Duréu. Y estoy haciendo una foto a unas flores que el dueño ha atado contra la pared, preguntándome si toda relación ha de ser de alguna manera de dominación, ese afán por mantener las flores de puntillas, cuando aparece un vecino que enseguida reconoce a mi madre. Se llama Amado. Habla un montañés precioso, muy refinado, muy cerrado, intuyo que porque tiene a mi madre como a una hija del pueblo, lo que es.

El dueñu de la casa murió.

Ni un mes jaz.

En un asilu.

(Pausa)

Ésti sal al güelu - apuntando col déu a mí hermanu.

Tú padre - abora a mí madre - y el míu, güenos cámaradas eran.

(Pausa)

Se pon a llover.

Nós abrimos los parauguas. Él no tien. No lu tapamos. Surdi una distancia que mos ubliga a despidimos y empontigar cara´l ríu atotogándomos enti los tres.

Que vengamos más, diz jorzando la vó de la que ya bíamos salíu del barriu, ¡teja no vos falta!

Arrodiamos la casa Cárabes pola calleja (la paréi que cierra la casa la jezo mí bisagüelu) y allegamos onde estaban las piedras de lavar. Abora hay una escollera. La ercierin los péritos de la CHC. El ríu paez un bólidu. No es la llena, es lo que se jaga con ella.

Amiramos.

No es la naturaleza pa más.

Gulvemos.

Tenemos poca despaciu. Mí hermanu apreta. Trelos cristalis, l´ampu de las lucis del cochi escontra la naturaleza amortugáu.

Al otru día a la mañana espiertu con una cirtía: Amado es nombre anarquista.

¿Quín siría sú padre pa poneli esi nombre?

¿Y quín mí güelu, sú cámarada?

Vo a la raunión.

Cunfía en tí, tolo que salga de dentru es güenu, es una de las ideas currutas de mí madre. Abora sé de ónde salin ideas asina.

Ena raunión me jacin saber que toda relación es de dominación.

Peru yo sé que no.

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