El buen pastor, nos dice, es el que coge un poco de leche a esta vaca, a aquella y a aquella otra, a todas un poco, repartiendo. El malo es el que se lo coge todo a la mejor y que está más cerca, perjudicando al ternero. Pero tampoco hay que pasarse, añade, y pone el ejemplo de aquel pastor de Renedo que llegaba a pasar hambre por no coger leche a las vacas. Pero hombre, le decían, toma un poco de leche. No, no, respondía él, que mis vacas tienen que estar las más gordas. Supongo que así aseguraba que se volviera a contar con él, o eso creería.
Entrada la noche, envueltos en un haz de luz que disimulaba el paso de las horas, nos echó una trova que recordaba de este mismo pastor. Le esperaban en el puente de Valle para escucharle, cada año. La recitó. Le dije, ¿pero no eran cantadas? Sí, respondió, pero yo no sé si sabré. Le animamos y muy bien. La melodía la ha reutilizado José Manuel Cuesta para una de sus trovas o quizá sería mejor decir que José Manuel Cuesta la ha tomado del mismo sitio que el pastor de Renedo: del repositorio mental común.
El vecino empleó para la palabra melodía la palabra son, confirmada. Sería bueno tratar de recoger el vocabulario relacionado con la trova: cómo se dice verso, estrofa, melodía, cómo se dice recitar, cantar, improvisar, componer, etc. Algo parecido ya se ha intentado para la tonada, aquí.
Este mismo vecino nos dijo que alguna trova tiene recogida un vecino del pueblo, que cuando las escucha las pinta, y es éste el verbo que utiliza, pintar. Pero en seguida se corrige y dice que las escribía, que las trovas que escuchaba las escribía.
Es comprensible que para escribir se utilice en depende qué contextos (que desconozco) el verbo pintar. Las fotos están tomadas en Selores la primera y en Barcenillas las otras dos. Es muy habitual ver (fijaos que no utilizo el verbo leer) nombres, generalmente pintados de rojo (parece que en el norte de Europa se utiliza sangre de buey para esta misma función, pero en Cantabria no sé, no creo, pero algún significado tendrá el color), en las puertas de los invernales (en el Alto Nansa es normal que pertenezcan a varios), no solo en los portales de las casas.
El pastor de Renedo se preocupaba de que sus vacas bajaran las más gordas. Pero también de que se supiera y quedara claro.
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