martes, 5 de diciembre de 2023

"Los cuatro soles: Origen y ocaso de las culturas" (Guadarrama, 1969) de Jacques Soustelle, fragmento

"En Quitiyé, sin embargo, observando a los internos y discutiendo con los maestros tomé conciencia de la dificultad fundamental con que se tropieza a cada momento: ¿Qué se quiere exactamente? Sin duda ayudar al indio a vivir y a progresar en el México moderno, pero ¿permaneciendo indio o dejando de serlo? Me parecía, y ello fue tema de conversaciones y debates de un profundo interés, que se había ido demasiado lejos, hacia una negación del indio en cuanto tal. ¿Por qué, por ejemplo, inculcar a los alumnos la noción, por otra parte científicamente inexacta, de que el pan de trigo candeal es un alimento superior a la torta de maíz tradicional? En un país productor de maíz, ¿por qué querer implantar hábitos alimenticios a base de trigo? ¿Por qué inducir a las jóvenes a abandonar el traje local, apropiado y cómodo, adaptado al clima, que pueden confeccionar en casa con su telar y la lana de los corderos de la familia, para vestirse de feas telas de algodón, demasiado finas para el aire helado de la altiplanicie, demasiado caras a pesar de su calidad bien ordinaria, para el pequeño presupuesto de una familia campesina?

En cuanto a la lengua, sí, verdaderamente es necesario que el indio aprenda el español, vínculo insustituible con todos los demás mexicanos y ventana abierta al vasto mundo de Hispanoamérica. Pero para esto, ¿es preciso hacerle tomar aversión a su lengua materna, inspirarle una especie de vergüenza con respecto al patrimonio que le es común con centenas de millares de otomíes, de mayas o de aztecas, y que le han transmitido como un tesoro las generaciones precedentes?

En la época de que yo hablo, la doctrina oficial del Estado federal era la incorporación del indio a la vida nacional. Se trataba de hacer del indio un mexicano como los demás: económicamente proporcionándole los medios de mejorar su suerte, la tierra, la irrigación, los instrumentos y el crédito; culturalmente, enseñándole la lengua de la mayoría, e incluso conduciéndole a adoptar el vestido, la alimentación, el modo de vida de la mayoría.

En suma, se tendía a la asimilación, Nadie, que haya conocido a los indios y su profunda miseria, puede negar que esta solución, si fuera posible, representaría un progreso en comparación con la situación en que estaban. Pero la asimilación completa ¿es posible? ¿Es incluso deseable? Es dudoso. El verdadero problema consiste en abrir completamente las puertas de la sociedad mexicana a los indios, sin exigir por ello un suicidio cultural."

Del fantástico Los cuatro soles: Origen y ocaso de las culturas (Guadarrama, 1969) de Jacques Soustelle, pp. 164-165.

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