viernes, 8 de julio de 2016

Presentación del libro "Cantabria: Nuevas evidencias arqueológicas", viernes 15 de julio a las 19:30 h. en la sede de ADIC

Copio y pego nota de prensa recibida:

Con el título de Cantabria: Nuevas evidencias arqueológicas se presentó, a principios del año 2015, una novedosa iniciativa cultural que tenía como principal objetivo fomentar el conocimiento de las raíces históricas de Cantabria, además de la defensa de su patrimonio histórico y artístico, a través de la difusión social de las últimas actuaciones arqueológicas llevadas a cabo en la comunidad autónoma cántabra o aquellas que tuvieran que ver con los límites territoriales de la Antigua Cantabria.

Un proyecto organizado por la Asociación ADIC, que contó con la colaboración de la web cultural Regio Cantabrorum, y que se desarrolló mediante la celebración de siete conferencias en Santander. El excelente trabajo realizado en las mencionadas ponencias queda recogido en este libro estrito y documentado -por medio de imágenes, mapas y gráficos- por los propios autores.

El texto hace un exhaustivo recorrido por las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo, durante varios años, en diversos emplazamientos como el Cincho de Yuso en Santillana del Mar, las cuevas de Cudón en Miengo, del Aspio en Ruesga, de Cueto Grande en Mogro (Miengo), Riocueva en Hoznayo (Entrambasaguas) y el oppidum de Monte Bernorio en Villarén de Valdivia (Palencia).

El libro está editado por ADIC y la editorial Los Cántabros, y se presentará el 15 de julio, viernes, en la sede de ADIC (Santander), a las 19:30h, contando con la presencia de la mayoría de sus autores: Lino Mantecón, Javier Marcos, Ramón Montes, Rafael Bolado, Miriam Cubas, Antxoka Martínez, Jesús F. Torres-Martínez, José Angel Hierro y Enrique Gutiérrez.

La publicación tiene 190 páginas, en formato de 14x21 cm, portada a color con solapas. La edición que saldrá a la venta es de 200 ejemplares, con un precio de venta de 16 €.

jueves, 7 de julio de 2016

Sistemas de búsqueda predictiva, etc.

Hemos suscrito con ayuda de capital privado un sistema de búsqueda y recuperación de información científica que tiene un sistema de búsqueda predictiva muy potente: lo habitual es que a medida que el usuario escribe el sistema ofrezca automáticamente alternativas que posean la misma cadena de caracteres que la empleada por el usuario. Por ejemplo, si yo escribo biblio el sistema propondrá biblioteca, bibliotecario, bibliografía, etc., es decir, términos con la raíz biblio. Es como funciona, por ejemplo, Google o cualquiera de nuestros móviles. Pero este sistema que os comento que hemos podido suscribir gracias al apoyo privado va un paso más allá. La búsqueda predictiva del nuevo sistema tira de semántica, de manera que si yo escribo gripe ofrecerá como alternativas todos los términos simples y compuestos con la misma raíz ("gripe aviar" por ejemplo) pero también todos los términos que compartan el campo semántico gripe, por ejemplo "influenza aviaria" (son ejemplos reales), aunque, como es el caso, no aparezca por ninguna parte la cadena g+r+i+p+e.

Primero está la idea y es su huella la palabra, la palabra el modo como se encarna la idea, el modo como ésta aterriza en el mundo. Los sistemas tradicionales quedan anclados a la palabra, a lo, digamos, corpóreo (no necesariamente físico). Pero la nueva generación reconoce la palabra que escribe el usuario y salta de ésta a la idea, utiliza la palabra como puente para llegar a la idea, y con ésta a la vista identifica las otras palabras que comparten campo semántico, ofreciéndolas. Es un paso adelante notable. Pronto lo veremos operativo en todos los sistemas que no quieran quedarse atrás.

Comento lo anterior al hilo de la lectura de "Autorretrato", de John Berger, aquí.

Hay

Queda, cómo no, si se es.

Recomendación de máster

Para quien tenga un perfil tecnológico y esté en el paro, este máster, aquí, tiene muy buena pinta. No es del todo caro: una inversión.

Recuerdo que cuando estaba terminando la segunda carrera en Madrid (la primera fue en Cantabria) hice un máster, todo a la vez, para aprovechar. Casi me quedo por el camino, pero al final salió bien. Antes de matricularme le pregunté a un profesor al que respetaba mucho que cómo lo veía él a lo que me respondió que los máster solo sirven para que los hijos de los ricos justifiquen el enchufe en la empresa del padre. Efectivamente, había muchos compañeros de máster con perfiles que no encajaban ni con cola que para mi sorpresa, a pesar de estar avisado, fueron precisamente los primeros en encontrar trabajo. Pero eso es para lo que lo utilizan los ricos. Los que no lo somos, qué, acaso no podemos sacarle partido. A mí me contrató la propia universidad (la uc3m) para un proyecto de I+D+i con una editorial, que abandoné a pesar de su interés (un tesauro universal de imágenes) para regresar a Cantabria en condiciones notablemente peores, por aquello de estar más cerca de mi gente. Por cierto, quien me ayudó a dar el paso definitivo fue Raúl Molleda, al que por entonces apenas conocía. Que diga él, que tiene más memoria que yo, pero creo recordar que le llamé para preguntarle: "¿y qué se puede hacer en casa?" Me habló de toponimia, de pájaros, cantería, ríos, del montañés. Volví con una beca, un paso atrás, a la que pude concurrir gracias a que mi madre presentó los papeles el último día. Pronto todo mejoró y las pocas cosas que pensaba iba a poder hacer acabaron siendo muchas. Pero esa es otra historia. El caso es que, pasados los años, gané por concurso oposición la plaza que actualmente ocupo y que lo hice gracias a todo lo que me hacía entonces (hoy ya no sé si lo seguirá haciendo) diferente, entre otros factores, destacado, el máster.

Luego hay mala gente que va diciendo a la espalda que no tengo una segunda carrera, que no tengo un máster, que soy sobrino de un consejero, de un secretario general... del obispo de Roma. Decía antes que tengo mala memoria, pero no para todo. Hay a quienes tengo enfilados, con nombres y apellidos, y los tendré siempre, ay.

Pude pagar el máster gracias a que mi madre repartió la herencia de su madre entre sus hijos, mi hermano y yo. Yo invertí mi parte en el máster. Me costó parecido a este máster que ahora enlazo. Es, de lo que he visto en mi campo, de lo más interesante. Recomendable.

Valdenoja

miércoles, 6 de julio de 2016

Mordazas para manzanas e higos, y La Vida

En la página del Candelario dedicada al mes de junio se recoge la explicación con dibujo de Beivide de las mordazas, que son varas de avellano abiertas en uno de los extremos para coger manzanas directamente del árbol y no estropearlas.

Mi tío Lolo, de San Vicente de la Barquera, más concretamente de L´Acebosa, ferroviario, cortaba bocas de botellas de plástico de Solares, las insertaba en una vara de avellano larga y las abría con una navaja para coger higos sin estropearlos.

Manzanas, higos.

Caigo ahora en la cuenta que La Sierra La Vida o Lavida (que de las dos formas lo he visto escrito), a espaldas de Laredu, a sur, puede venir de las vides que allí se plantaban de antiguo y se siguen plantando: el vino blanco La Vida, aquí, tipo verde portugués, muy suave, es heredero de aquéllos, y muy rico, como otros con denominación de origen de la costa oriental, tal que Babor y Estribor, de Santoña, Casona Micaela o Lancina.

martes, 5 de julio de 2016

Me acuerdo

Recuerdo que siendo chaval, al instituto iría, han pasado más de veinte años, me encontré a una familia tirada con sus cosas en la acera de Jesús de Monasterio, en el centro de Santander. Les acababan de desahuciar. Estaban solos. Las cosas las tenían apiladas, un colchón, mantas, una alfombra, una cómoda, y ellos a un lado, paralizados. El hombre tenía mirada airada. No me atreví a mirar al resto de la familia a la cara. La gente se apartaba, les evitaba. Era a plena luz del día, hacía calor.

Me acuerdo mucho de aquello, no voy a decir que todos los días, pero sí mucho.

viernes, 1 de julio de 2016

Magosta, magostar

Abora que güelvi el Magosta Folk de Castañea, apurro a la mimoria el senificáu del verbu montañés "magostar", acá.

Cantarazaña

Acabo de veer a un miruellu y a un gurrión a la engarra en una pérgula del trabaju.

La naturaleza humana
véi
ena naturaleza
lu que es.

En un día

En un mismo día una señora con la que coincidí en el autobús comentaba no sé qué de La Calleja Arna, y no de Francisco Palazuelos, en Hacienda me informaron de que había un banco en La Calle Martillo, y no de Marcelino Sanz de Sautuola, y quedé con mi madre para tomar un café en un bar de La Cuesta los Toros (una calle de la que desconozco su versión oficial), en Santander.

Está.

Somos.

Del modo como se tejan ambas realidades, el relato.

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